Por Berenice Cano y Velia Duarte
En estos últimos días se ha creado una controversia entre la sociedad, líderes sociales y los empresarios; esos personajes que siempre están en contra de cualquier ley que beneficie al pueblo.
La nueva ley que está proponiendo el presidente de la República es para que la Guardia Nacional dependa del ejército y que ésta ayude en la seguridad de la población hasta el 2028.
No hay que olvidar que los militares no se mandan solos, el presidente de la República en turno, es jefe supremo del ejército. Tenemos hechos históricos que demuestran la lealtad de nuestros militares hacia México; ellos fueron leales a Benito Juárez y lucharon valientes hasta vencer al invasor francés, igual que en la intromisión norteamericana.
En tiempos del porfiriato, este dictador utilizó al ejército para reprimir a cualquier movimiento social e inconformidad obrera o campesina. También el presidente Madero, los utilizó para perseguir a Emiliano Zapata.
En tiempos más recientes los gobernantes también utilizaron al ejército para acallar cualquier protesta, hasta la estudiantil.
No tendríamos espacio para recordar todos los atropellos que hicieron en contra de la sociedad, muertes, desapariciones y violaciones a mujeres y a los derechos humanos ¿pero ¿quién propició todo esto? Pues los presidentes en turno, quienes los han mandado a delinquir y a reprimir a la sociedad inerme.
Ahora las cosas van cambiando para bien de la sociedad, ya lo militares no están sin hacer nada, han contribuido en la construcción de un aeropuerto, construyen carreteras y los mantienen ocupados y con disciplina.
En nuestra humilde opinión está bien que el ejército ayude a la seguridad de la ciudadanía, ya que en la mayor parte de la República no se tienen cuerpos policiacos suficientes con un rango de educación de preparatoria, bien pagados y entrenados, a quienes deberían darles clases de derechos humanos, con armas modernas y suficientes.
Los gobernantes deben ayudar y no gastar el presupuesto en cosas banales e invertir más en la seguridad de sus gobernados; mientras eso sucede, es echar mano de la milicia y confiar en el ejército y nuestro presidente.
Aquí en el municipio de Cuernavaca, ya tenemos años en los que no hay policía ni municipal ni estatal ; en seguridad estamos a la buena de Dios, hace años los robos a autos a mano armada fue el pan nuestro de cada día, después los robos a casa habitación, por lo que cada ciudadano se protege como puede; poco a poco nos hemos encerrado poniendo varias chapas, subiendo bardas, mallas, cercas eléctricas y teniendo perros, ya vivimos en una histeria colectiva; por ello decimos que sí a la Guardia Nacional, apoyada por el ejército.
Todos sabemos que no podemos esperar diferentes resultados haciendo las mismas estrategias, la guardia nacional apoyada por el ejército tendría mejores logísticas, responsabilidades compartidas y se cubriría mayor rango en los distintos ámbitos tanto de seguridad como en fenómenos de desastre.
Si bien es cierto que las fuerzas armadas tienen como principal objetivo salvaguardar la soberanía del país también contemplan planes con el «plan DNIII»
que tanto resultado ha dado… ésto puede ser adherido a la formación de la guardia nacional que a final de cuentas es una institución reciente y aún le falta por crecer.
No dejemos de lado la transversalidad de las acciones pues trastocan la composición social y hasta educativa, pues cuántos niños no sueñan con pertenecer a estas instituciones, el ejemplo es el mayor bastión para formar futuras generaciones.