¿QUÉ SABEN DEL SECTOR EDUCATIVO LAS CANDIDATAS?
Repaso
Carlos Gallardo Sánchez
En virtud de la muy nutrida concurrencia de personajes “solícitos” y acomodaticios encostrados en el sector educativo, principalmente del nivel básico, que ya ofrecen su respaldo “militante” a las candidatas para ocupar la gubernatura del estado, sobre todo a Margarita González Saravia y Lucía Meza Guzmán, uno, ciudadano de a pie, observador durante muchos años de lo que acontece en ese ámbito estratégico para el desarrollo social, no puede evitar una profunda preocupación ante la posibilidad de que algunos de esos individuos logre colarse como funcionario educativo durante la venidera administración estatal.
Así se puede colegir de la reciente reunión que sostuvo Margarita González con cerca de mil trabajadores de la educación, convocados desde la lógica coercitiva, aunque lo nieguen, de quienes regentean actualmente el Instituto de la Educación Básica del Estado de Morelos (IEBEM), atendiendo, se dice, a las indicaciones vertidas por Eleaciń Salgado de la Paz. Si bien este controvertido “servidor” público no estuvo en el presidium e incluso sus malquerientes difundieron la versión de que se lo habían impedido, lo cierto que allí estuvieron sus principales colaboradores, responsables de las distintas áreas que integran a dicho instituto. Ninguna duda queda, en consecuencia, que intentaron hacer presencia “solidaria” a favor de la candidata de Morena y sus aliados. A ver qué obtienen.
Ciertamente no han sido los únicos interesados en acercarse a Margarita. Se sabe de gente que colaboró con los panistas y los perredistas en las pasadas gestiones sexenales y cuyo desempeño, ya desde la banda de la derecha o de la presunta izquierda, poco hicieron para que la formación de las nuevas generaciones estuviera imbuida de un verdadero afán de cambio e innovación. Sin embargo, nada de esos opacos logros les impiden aspirar a que nuevamente se les tome en cuenta.
Claro, entre tanta grisura, sobresale la gestión de Eleacín Salgado de la Paz. Sus “negativos”, como ahora se dice, son muchos más que sus “positivos”. Sólo le echan porras aquellos que están amparados en que le siga yendo bien a él, porque en consecuencia ellos también saldrían beneficiados. En torno a la supuesta pretensión de mantenerse como director general del IEBEM o en otro cargo de relevancia del mismo sector, incluso en distinto nivel al básico, se pregona también, a través de las redes, que la propia secretaría de Educación a nivel federal ha intervenido para que la candidata morenista lo atienda. Quién sabe si ello pudo haber sucedido. Yo pienso que no, que sólo es un ardid mediático para sobrevalorar su capital político o para descalificarlo por el simple hecho de que no está dispuesto a perder los privilegios de los que ha gozado durante el infausto gobierno de Cuauhtémoc Bravo.
En la otra orilla, allí donde se mueve Lucía Meza Guzmán, seguramente también habrá algunos que se ilusionen por llegar a autoridad educativa estatal. Han de ser rescoldos, por ejemplo, de quienes inicialmente se aventuraron a apoyar la creación del nuevo partido de Elba Esther Gordillo Morales, conocido como Redes Sociales Progresistas, o de nostálgicos panistas e incluso perredistas que lograron incrustarse en el sistema educativo y les resultó redituable. De cualquier manera, por los que infiero que andan por allí, como anduvieron muy cerca del senador Ángel García Yáñez cuando le veían como seguro candidato a la gubernatura por el PRI, son del mismo corte de los que me referí al inicio de estos comentarios: individuos capaces de todo con tal de ocupar un cargo público, más dedicados a la grilla barata, que a una verdadera preocupación y experiencia por darle vida energía y creatividad a la educación en Morelos.
Por todo lo anterior, ¿qué saben las candidatas de esos espíritus truculentos y ambiciosos? ¿Qué saben de la dinámica interna prevaleciente en cada institución? ¿Qué tan enteradas están o cómo se les informa de las inercias, los vicios y las limitaciones imperantes?
El compromiso que tendrán, refiriéndome sobre todo a Margarita González Saravia, es el de aspirar a una verdadera transformación en materia educativa, que sea congruente con las políticas federales, pero también que exija honradez, excelencia y capacidad en los funcionarios que nombre para que aporten ideas, proyectos, acciones creativas desde lo local. Para ellos, según mi modesta opinión, se necesita alejarse de los que sólo buscan acomodos para beneficiarse junto con sus familiares y sus corifeos, como muchos de los que andan por ahí revoloteando.
El reto que tendrá Margarita, si llega a gobernadora, será sin duda, aplicar la barredora, sanear esos espacios, mirar hacia otros personajes no maleados, principalmente jóvenes o profesionales con méritos académicos irrefutables y con una clara percepción de lo que se requiere para la mejora educativa en nuestra entidad.
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