Elecciones para qué sirven
Por Ing. Óscar Sergio Hernández Benítez
Quien gobierna quiere seguir gobernando y quien no gobierna quiere gobernar, una forma muy simple de matizar la utilidad de las elecciones, lo digo así para no hacerlo complicado. Y cuando digo quien gobierna me refiero al poder ejecutivo y se entiende que se trata de la persona o el partido (o coalición) en el poder. Pero hay que acotar que solo en el caso de los ayuntamientos, quien gobierna tiene la posibilidad de reelegirse, es decir, de seguir gobernando tan solo por un periodo más. No hemos llegado aún al punto de que los gobernadores y el presidente de la República puedan reelegirse. Sigue pesando mucho aquello de la no reelección.
Creo no equivocarme cuando digo que todo gobernante está convencido de que gobierna bien y, si me apuran un poco, que debería continuar en el cargo (hágame usted el favor): naturaleza humana. Eso piensa independientemente del partido al que pertenece. Quien no gobierna está convencido de que debe haber un cambio de gobernante porque el que está lo hace mal o lo que le sigue de pésimo.
Así las cosas, estas dos actitudes han derivado en dos propuestas muy concretas que no han pasado de moda, son intercambiables y solo dependen del contexto en que se mueven los candidatos de cada una de las partes para la siguiente elección. A saber: continuidad o cambio, que corresponderían al oficialismo y a la oposición. No es que sea una condición absoluta toda vez que los indicadores derivados de distintas mediciones del momento matizan las propuestas en general, además de influir significativamente la competitividad de los candidatos.
Estamos ahora mismo inmersos en el proceso electoral 2024 en el momento en que han terminado las campañas internas y ya las dos coaliciones principales tienen precandidatas electas, así como MC. Las campañas internas permitieron no solo conocer a las personas que contenderán sino también en un primer momento sus planteamientos generales. Un tiempo en el que se midieron imagen y posicionamientos así como ubicación en la expectativa de triunfo. Por supuesto, los competidores buscan influir a su favor en el ánimo de la población, principalmente la electora.
Al concluir esta etapa parece que podemos concluir que las candidatas y el candidato tienen muy hecha una propuesta global discursiva en relación a seguir gobernando o cambiar de gobierno.
Del lado de la Coalición Sigamos Haciendo Historia, encabezada por Claudia Sheinbaum, el ciudadano debe elegir entre continuidad o retroceso. Xóchitl propone cambio o claudicación y finalmente Maynes lo viejo o lo nuevo. Luego de varias semanas de exposición mediática las mediciones respecto a las preferencias electorales permanecieron prácticamente iguales, CS lleva la delantera, CG le sigue lejos y aún más lejos se ubica JAM. Comentaristas concluyeron que CS mantuvo su script de primer lugar sin correr riesgos – lo cual critican-, Xóchitl volvió al ruedo en su cierre de campaña y al parecer encontró su lugar en la contienda, luego de “desinflarse” al ser la ganadora del proceso interno y JAM, bueno que decir, viene llegando.
De tal manera que, efectivamente las elecciones ofrecen expectativas de continuidad o cambio. Un binomio utilizado maniqueamente para mover las emociones populares y ganar la confianza y voto del electorado. Por supuesto, el ciudadano espera que el próximo gobernante continúe con las políticas benéficas y cambie aquellas perjudiciales al interés público. Sin embargo, el maniqueísmo pragmático predomina no solo entre los contendientes sino también entre los seguidores de cada proyecto y se extiende a la ciudadanía en general que observa de muchas maneras el comportamiento de los candidatos y decide exponerse menos en su decisión definitiva.
De qué manera y cómo aterrizaría cada candidata/ candidato la propuesta general, será lo que en las próximas semanas dejarán entrever, porque no será sencillo promover continuidad con tan graves problemas sociales y mucho menos promover el cambio cuando no hay propuestas serias y eficaces para solucionarlos. Seguiremos comentando.
Quien gobierna quiere seguir gobernando y quien no gobierna quiere gobernar, una forma muy simple de matizar la utilidad de las elecciones, lo digo así para no hacerlo complicado. Y cuando digo quien gobierna me refiero al poder ejecutivo y se entiende que se trata de la persona o el partido (o coalición) en el poder. Pero hay que acotar que solo en el caso de los ayuntamientos, quien gobierna tiene la posibilidad de reelegirse, es decir, de seguir gobernando tan solo por un periodo más. No hemos llegado aún al punto de que los gobernadores y el presidente de la República puedan reelegirse. Sigue pesando mucho aquello de la no reelección.
Creo no equivocarme cuando digo que todo gobernante está convencido de que gobierna bien y, si me apuran un poco, que debería continuar en el cargo (hágame usted el favor): naturaleza humana. Eso piensa independientemente del partido al que pertenece. Quien no gobierna está convencido de que debe haber un cambio de gobernante porque el que está lo hace mal o lo que le sigue de pésimo.
Así las cosas, estas dos actitudes han derivado en dos propuestas muy concretas que no han pasado de moda, son intercambiables y solo dependen del contexto en que se mueven los candidatos de cada uno para de las partes para la siguiente elección. A saber: continuidad o cambio, que corresponderían al oficialismo y a la oposición. No es que sea una condición absoluta toda vez que los indicadores derivados de distintas mediciones del momento matizan las propuestas en general, además de influir significativamente la competitividad de los candidatos.
Estamos ahora mismo inmersos en el proceso electoral 2024 en el momento en que han terminado las campañas internas y ya las dos coaliciones principales tienen precandidatas electas, así como MC. Las campañas internas permitieron no solo a las personas que contenderán sino también en un primer momento sus planteamientos generales. Un tiempo en el que se midieron imagen y posicionamientos así como ubicación en la expectativa de triunfo. Por supuesto, los competidores buscan influir a su favor en el ánimo de la población, principalmente la electora.
Al concluir esta etapa parece que podemos concluir que las candidatas y el candidato tiene muy hecha una propuesta global discursiva en relación a seguir gobernando o cambiar de gobierno.
Del lado de la Coalición Sigamos Haciendo Historia, encabezada por Claudia Sheinbaum, el ciudadano debe elegir entre continuidad o retroceso. Xóchitl propone cambio o claudicación y finalmente Maynes lo viejo o lo nuevo. Luego de varias semanas de exposición mediática las mediciones respecto a las preferencias electorales permanecieron prácticamente iguales, CS lleva la delantera, CG le sigue lejos y aún más lejos se ubica JAM. Comentaristas concluyeron que CS mantuvo su script de primer lugar sin correr riesgos – lo cual critican-, Xóchitl volvió al ruedo en su cierre de campaña y al parecer encontró su lugar en la contienda, luego de “desinflarse” al ser la ganadora del proceso interno y JAM, bueno que decir, viene llegando.
De tal manera que, efectivamente las elecciones ofrecen expectativas de continuidad o cambio. Un binomio utilizado maniqueamente para mover las emociones populares y ganar la confianza y voto del electorado. Por supuesto, el ciudadano espera que el próximo gobernante continúe con las políticas benéficas y cambie aquellas perjudiciales al interés público. Sin embargo, el maniqueísmo pragmático predomina no solo entre los contendientes sino también entre los seguidores de cada proyecto y se extiende a la ciudadanía en general que observa de muchas maneras el comportamiento de los candidatos y decide exponerse menos en su decisión definitiva.
De qué manera y cómo aterrizaría cada candidata/ candidato la propuesta general, será lo que en las próximas semanas dejarán entrever, porque no será sencillo promover continuidad con tan graves problemas sociales y mucho menos promover el cambio cuando no hay propuestas serias y eficaces para solucionarlos. Seguiremos comentando.