Elecciones, para que sirven Parte 5
Candidaturas internas
Por Ing. Óscar Sergio Hernández Benítez
En este proceso de construir una candidatura del más amplio consenso al interior de cualquier partido político cada aspirante con posibilidades de hacerlo y es consciente de su tarea política “trabaja” de manera permanente desde el espacio que detenta, y aun cuando no lo tenga.
En términos generales las posibilidades de alcanzar la nominación en el siguiente proceso electoral se elevan exponencialmente dependiendo de la cercanía con el nodo de poder dominante, sea una persona o un grupo. En el primer caso, frente a un liderazgo fuerte con amplia capacidad de designación y veto, serán sin duda más afortunados quienes se encuentren en el círculo de sus preferencias. En estos casos podemos decir que la nominación electoral (NE) de una persona es directamente proporcional al vínculo de afecto (VA) que la liga al liderazgo dominante, e inversamente proporcional al contexto interno (CI). Los partidos aliados, PT y PVEM son partes marginales frente al liderazgo dominante del presidente de la república.
NE= VA*PP/CI
Donde, PP= perfil personal del precandidato,. CI tiende a 1
En el caso de un nodo dominante grupal la cosa es más compleja, el nodo de poder se ve afectado tanto por el número de integrantes, sus pesos específicos e intereses particulares, como por factores externos de contexto. La nominación es directamente proporcional al peso específico de los integrantes y el perfil de los precandidatos e inversamente proporcional a los factores externos.
NEn= PEn*PPn/ FE
Donde: PE= peso electoral, PP= peso político , FE= influencia social, n= # de partido
En el caso del FAM
PEn: PAN- 0.4604; PRI- 0.4476; PRD- 0.0919
PPn: PAN- 0.6486; PRI- 0.2882; PRD- 0.063
NEn: PAN- 0.2986; PRI- 0.129; PRD- 0.0057
De donde se desprende que el PAN es el partido preferente para nominar
Es el caso de Xóchitl Gálvez en el Frente Amplio por México; un nodo tripartita: PAN con el mayor peso electoral (alcaldías Cdmx, diputados federales, estados), PRI con mayor ventaja estructural (territorial y peso político), PRD con peso específico marginal. Con esta definición de origen quedaba excluido el PRD y así ocurrió.
La contienda quedaría entre PAN y PRI, teniendo el primero mayor peso electoral por lo cual resulta la franquicia dominante, y así fue. Los cuatro aspirantes finalistas ( Beatriz, Xóchitl, Santiago y De Lamadrid) con perfiles de competitividad medianos- siendo muy benévolos-, Intereses partidistas con dos premisas iniciales: baja probabilidad de ganar la presidencia y hacer valer el peso específico partidista; PAN encabezar candidatura presidencial y cdmx, PRI aumentar su peso específico, PRD sobrevivir, obtener lo más que se pueda arrancar; y así ocurrió, tan solo hay que echar un vistazo a las notas en medios de comunicación sobre el reparto de senadurías y diputaciones federales. Dada la “participación” de organizaciones de la sociedad civil su peso fue considerado: proponían un perfil menos partidista que encontraron en Xóchitl.
Para los estados la fórmula resulta más sencilla pues cada partido lleva mano en las entidades que gobierna. PAN 5, PRI 2 y PRD ninguna. Con las excepciones obvias derivadas de dinámicas internas partidistas principalmente. Hay que mencionar la inexistencia absoluta de cualquier factor de identidad ideológica pues como decía, se trata de la pura voluntad de poder, pragmatismo y utilitarismo en el más estricto sentido de la palabra.