MORENA MORELOS: EN RIESGO DE PUDRICIÓN
Repaso
Por Carlos Gallardo Sánchez
Ocurre que de los más de 20 personajes que se apuntaron para contender, en primera fase, como coordinador o coordinadora de la cuarta transformación en Morelos, resultaron seleccionados Sandra Anaya, Victor Mercado, Rabindranath Salazar y Margarita González. En ese orden, dicen, obtuvieron los votos de los consejeros estatales que ayer se reunieron para ese efecto: 26, 24, 24 y 11.
Lo anterior significa que los hilos manipuladores de Ulises Bravo, hermanastro de Cuauhtémoc Bravo, lograron que sus paleros pusieran arriba a dos personas sin apego alguno a los principios elementales de la izquierda que presuntamente identifica a Morena.
Principalmente me refiero a Víctor Mercado, famoso por su capacidad para el desempeño público sesgado y degradante, pero redituable económicamente, que ha demostrado astucia para los negocios al amparo de cualquier sigla partidista. De Sandra Anaya, que para ser reconocida tuvo que incluir en sus promocionales que es nieta de la Tia Licha, célebre vendedora de menudo y otras apetencias culinarias, nada se puede decir, sólo que al formar parte del gabinete gubernamental del ex futbolista, pues se sintió con merecimientos para aspirar a convertirse en coordinadora. En realidad, ambos son unos advenedizos y no podrán quitarse la etiqueta de engranes de una administración inepta, insensible, ignorante, valemadrista de todo aquello que significa transformación, como lo plantea reiteradamente Andrés Manuel López Obrador Con ellos Morena en Morelos estaría en total riesgo de pudrición. Quiera Abraxas que se les cebe y que finalmente el tufo cuauhtemista desaparezca de esta entidad agobiada desde hace años por gobernantes deleznables.
El resultado, en realidad, era lo esperado. Los consejeros estatales morenistas estaban divididos, desde que fueron elegidos, en dos grandes bloques: el que regentea Ulises Bravo y el que ha logrado mantener Rabindranath Salazar. Bajo esa lógica seguramente actuaron por consigna y por eso nombraron a sus cartas “fuertes”. De ese contexto, hasta donde entiendo, queda fuera Margarita González Saravia. Ahora ellos, si no estoy equivocado, serán quienes estarán sometidos a los resultados de las encuestas que se apliquen, de acuerdo con las directrices nacionales del partido. Y entonces vendrá lo bueno. Si dichas encuestas se aplican de manera seria y transparente, las “tribus” morenistas monetaristas integradas por los consejeros estatales no tendrán margen de operación. Ojalá que así sea, porque de otro modo le esperarían a Morelos, con los títeres de los Blanco, otros seis años de ignominia.
De refilón
¿Y los otros aspirantes? Ya veremos cuál será su futuro político. Si se les somete nuevamente a las decisiones desviadas de los consejeros estatales de Morena, no se les augura nada bueno, a menos que doblen las manos y hagan fila para esperar si les toca algo. En particular pienso en dos alcaldes que han hecho un buen trabajo como Rafael Reyes y Juan Ángel Flores.
Rebaba
Si las “corcholatas” de Ulises Bravo resultaron beneficiadas, y si este individuo que no tiene más de cinco años radicando en Morelos se ha manifestado enemigo acérrimo del Partido Nueva Alianza, lo más probable es que los turquesas marquen su distancia, que sería sana y recomendable. No podrían ser aliados de quienes no los pueden ver ni en pintura.
No estaría mal que en el Panal reflexionaran sobre su decisión de participar por su cuenta. Al fin y al cabo las huestes hegemónicas morenistas ni caso les hicieron. ¿Qué tal la candidatura del diputado local para la gubernatura, Agustín Alonso, promovida solamente por Nueva Alianza? Le daría sabor al caldo.
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