MACRINA VALLEJO: UN TESTIMONIO PERSONAL
Repaso
Por Carlos Gallardo Sánchez
A nombre de la diputada local perteneciente el partido Morena, Macrina Vallejo Bello, presidenta de la Comisión de Educación y Cultura, se me sugirió que “compartiera” con ella o con gente de su equipo, la mitad del estímulo económico al que me hice acreedor luego de participar como uno de los aspirantes a recibir la Medalla al Mérito Docente, “Profr. y Lic. Otilio Montaño Sánchez”, que otorga el Congreso del Estado cada año en el mes de mayo.
Fue una sugerencia inmoral e irrespetuosa, que obviamente no acepté. Yo participé en la categoría de profesor escritor o investigador, cumplí con los requisitos establecidos en la convocatoria respectiva y presenté evidencias de la experiencia y los trabajos impresos que a lo largo de mi trayectoria docente, incluso como jubilado, he logrado desarrollar.
El jurado correspondiente (no sé quiénes lo integraban), valoró mi obra y decidió otorgarme en esa categoría el primer lugar. Desconozco si hubo otros participantes. Lo que sí sé es que, a veces, ciertos diputados intentan beneficiar discrecionalmente a alguno de sus preferencias, valiéndoles un comino el interés de aquellos que buscan concursar a la buena.
Tenga la certeza que tal aberración no sucede o sucedió solamente en ese evento, sino en otros que organizan los legisladores para, presuntamente, reconocer el trabajo, el desempeño, la excelencia de morelenses dedicados intensamente a alguna actividad profesional.
Cuando se me volvió a insinuar esa “petición” de la diputada en mención, tuve que ser más contundente. Argumenté que mi experiencia como Secretario Técnico de la Comisión de Educación y Cultura, invitado por la entonces diputada local aliancista Edith Beltrán, hace como tres legislaturas locales, me permitía calificar de indecente y corrupta, cuando menos, la instrucción que presuntamente Macrina Vallejo había dado.
Era una petición burda, irracional, poco inteligente, amparada seguramente en la impunidad con lo que algunos representantes populares actúan.
Tal parece que no fui el único al que se le presionó para ello. Supe de otros dos docentes, una maestra y un maestro, que salieron premiados en otras categorías, de quienes omito sus nombres pues no tengo su autorización para mencionarlos, que igualmente se negaron a “cooperar” con la misma cantidad que se les pedía, siempre a nombre de la diputada local de origen indígena.
Debo aclarar que, por lo general, no he abordado temas personales en mi ejercicio periodístico. Esta vez es la excepción, después de trascender, en el portal Génesis Comunicación, la serie de triquiñuelas de que se acusa a Macrina Vallejo, cuyo agravante, si se comprueba la veracidad de la información publicada, es la de abusar de colaboradores suyos, a quienes regatea, se dice, los sueldos que deberían recibir íntegros.
De ser necesario y en tanto logre la autorización de algunos afectados, podría comentar distintas situaciones similares sobre este tenor, dentro de las que se incluyen algunos temas de nepotismo o influyentismo, para colocar a incondicionales en otras instituciones. La lista, créanme, es amplia y variadita. ¿También con ellos pedirá moches?
Por ahora, destaco, me refiero a lo que en particular me vi involucrado. Me consta y acepto cualquier intento de réplica. Se podría poner más que interesante el asunto.
• De refilón
¿Qué tanto se apoyarán los diputados para solaparse entre sí e incurrir en actos verdaderamente deshonrosos, aunque para ellos y los suyos muy lucrativos?
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