Por Miguel Ángel Alarcón
Muchos escriben palabras bonitas para mi amigo Rodolfo Becerril Straffon, tantas, que ya no encontraba cómo describir mi sentir, los recuerdos que guardo en mi memoria.
Las vivencias parecieran haber sucedido ayer, están aún frescas en mi memoria sus acciones de apoyo. La primera que recuerdo se dio allá por 1994, siendo yo niño, cuando mi padre, el maestro Miguel Ángel Alarcón Rojas, fue candidato a la presidencia municipal de Yautepec y él al Senado de la República; seis años después mis padres le darían todo su apoyo en su búsqueda de la gubernatura de Morelos.
El Doctor Rodolfo Becerril Straffon y la arquitecta Lalita fueron compadres de mis padres y mi hermana María Teresa, su ahijada. También fue cercano a mi tío, el Doctor Fernando Urbán Almanza, hijo del exgobernador José Urbán Aguirre, y a sus hijos; existió una gran amistad con mi tía, la Nena Urbán, con mi tío, el arquitecto Fernando Urbán Ruiz. Atesoramos como familia muchas y hermosas vivencias, los desayunos en su jardín, las cátedras que me daba en la biblioteca de su casa, las charlas con Lalita, su esposa, siempre estaré agradecido por ello.
Con Rodolfo Becerril Straffon estuve en la Fundación Colosio, cuando buscó la diputación federal por Cuernavaca, donde su coordinadora de campaña fue la exdiputada y amiga Patricia Elton.
En las diversas oportunidades que tuve de trabajar a su lado, vi a un hombre comprometido con sus ideas. Lo miré y lo sigo viendo como un político de altura, como un economista de los mejores, era, sin lugar a dudas, un economista revolucionario, y su carrera política fue siempre en ascenso y regida por la ética.
Daba consejos con gusto, no había negativa de su parte, tampoco me negó la oportunidad de dar mis puntos de vista, evaluaba cada situación y tomaba decisiones consensuadas. Su amistad iba más allá de los horarios de trabajo, tuvo siempre el don de saber escuchar y, sobre todo, hizo historia en la política, tanto a nivel nacional como internacional, pocos tuvimos el honor de ver sus condecoraciones, sus logros en lo académico y en lo político.
Fue generoso con la comunidad artística y cultural de nuestro municipio, brindando apoyos en diversas ocasiones. Abrió foros de reflexión e intercambio de ideas, como aquel que se llevó a cabo en el salón ejidal. Fue figura clave, junto con Gustavo Garibay, entonces director de protección al patrimonio cultural del municipio, para la presentación del libro “México en riesgo” del exgobernador Jorge Carrillo Olea, realizada en la Casa de la Cultura “Virginia Fábregas”, que propició un interesante debate a su alrededor.
Por todo lo que les he compartido, guardo un enorme recuerdo de su figura y su personalidad. Me enseñó a ser tolerante, a no dejarme llevar por las emociones y las prisas; me enseñó a actuar con cautela y, sobre todo, a no responder a la violencia con violencia, por el contrario, a ser sereno, humilde y respetuoso.
Un abrazo y mi agradecimiento por siempre para Don Rodolfo Becerril Straffon.
Acerca del autor
Abogado originario de Yautepec, apasionado de la historia.