Por: Berenice Cano y Velia Duarte

Un verdadero revuelo se ha levantado en nuestra sociedad con los nuevos libros de texto y cada quien da su opinión, muchos sin haberlos leído y mucho menos analizado; por desgracia los medios de comunicación, aquellos que recibían prebendas de los pasados gobiernos, han sido los primeros en mentir, con el cuento de que un virus comunista está es esos libros; como si el comunismo fuera contagioso o una enfermedad grave; lo más triste de todo, es la quema de los libros en el sureste de nuestro país, una de las regiones más pobres y por lo tanto influenciada por religiones retrogradas. En las imágenes, parecería que son los tiempos de la Santa Inquisición o de la Alemania hitleriana, cuando las huestes de Hitler saquearon las librerías, propiedad de los judíos y quemaron los libros en las calles. No es posible que grupos empresariales o lideres que perdieron su poder, intenten engañar al pueblo con sus arengas mentirosas.

El comunismo es una investigación que en la época feudal hicieron Federico Engels y Carlos Marx sobre la explotación que hacían los grandes terratenientes a los pobres trabajadores, el resultado de este trabajo, la plasmaron en un libro que se llama “El Capital”.

En muchos países hay partidos comunistas y en México también lo hubo y fue muy importante en su tiempo, tanto que se les perseguía a los militantes, se les desaparecía o se les encarcelaba y muchas veces fueron asesinados, solo porque tenían ideas más progresistas.

En el actual momento ningún país se rige por ese sistema, quizá solo
Corea del Norte, pero ni Rusia, ni Cuba, ni Venezuela, tienen gobiernos comunistas, esto es un invento de los Estados Unidos, que tiene miedo que los países latinoamericanos se les salgan del huacal.

Todo cambia y la educación también, tenemos que estar acordes con los nuevos tiempos y no quedarnos rezagados ante el mundo, la verdadera razón por la que se oponen, es que no quieren que los niños y jóvenes conozcan los acontecimientos más recientes de la historia de nuestro país, que no deja muy bien parados a algunos partidos y algunos funcionarios.

 

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