EL YAMBALAY

Por: Héctor Salazar

Toda historia tiene un comienzo, y esta se inició un viernes 11 de septiembre de 1987, el giro comercial era el de una discoteca cuyo nombre de un río africano o chino o una tradicional comida tipo paella -nunca lo supimos a bien- sonaba atractivo como lo fue realmente este templo de la juventud de muchos yautepequenses, morelenses, defeños, y de diferentes partes de México y el extranjero que cuando venían a nuestro estado era obligada la visita al Yambalay.

La discoteque estaba ubicada en Yautepec, Morelos; que para muchos nativos de aquí era motivo de presunción y orgullo…  realmente ¡era así! Pero, cómo eran las noches de Yambalay: 

Debo decir sin miedo a exagerar que eran mágicas, toda la semana esperábamos con ansiedad y emoción que se llegaran los sábados especialmente, aunque el antro abría también los viernes. La primera etapa fue de cóver y consumo mínimo. La  segunda y como una forma de atraer más clientela se implementó para las chicas la entrada libre hasta las 11 de la noche, así que era muy común y a la vez gracioso ver cómo ellas llegaban corriendo para que no se les cerrara la oportunidad de entrar gratis. Los hombres ya íbamos entrando según veíamos afuera que se fuera llenando, de todos modos nosotros pagaríamos, no sin antes pedirle a los de seguridad que la hacían de cadeneros también, un chance para que nos dejaran pasar pronto…aunque luego se ponían sus moños y nos la hacían un poco de emoción.

Ya cuando al fin lograbas alcanzar la meta te adentrabas a un mundo mágico lleno de color y sonidos que se esparcían por todos los rincones de sus dos plantas de construcción. Las mesas principales eran las de abajo y eran para quienes llegaban temprano o para los consentidos y asiduos clientes del exprofeso lugar; las de arriba o las de gayola como en el cine, para los que llegaban tarde o quizás a propósito para estar en un ambiente más romántico o para echar pasión.  Cada detalle y ambientación del lugar habían sido cuidados con exquisitez por la familia Colmenares propietarios del inmueble que tenía una capacidad de 500 personas sentadas.

En la tercera etapa y ya pasado tal vez un año, Yambalay por la difusión que se le daba en la capital Cuernavaca, en Cuautla, Lomas de Cocoyoc y los fines de semana en la caseta de peaje ubica en Tlalpan para tomar la autopista a Morelos fue que muchos supieron de la existencia del lugar que se hizo por años el predilecto de todos aquellos que lo conocieron por primera vez y que ya no dejaron de asistir por excelencia los fines de semana.

Es así como el “Yamba” como también se le conocía impuso en ese momento la moda de la barra libre, en la que con la compra de tu entrada tenías derecho a todo tipo de bebidas toda la noche, por lo que debo decirlo también, dos que tres aquí se pusieron su primera borrachera, de esas inolvidables en donde al día siguiente dijeron: Ya no lo vuelvo a hacer.  Pero lo bailado, eso sí nadie nos lo quitó.

Yambalay fue para muchos una etapa de recuerdos muy bonitos de nuestra juventud, donde compartíamos con nuestros amigos, donde conocimos nuevos amigos y en donde sin duda tuvimos y/o disfrutamos con nuestros primeros grandes amores.  En el Yamba bailábamos hasta solos en las tarimas ahí dispuestas a los costados de la pista o en el escenario de la disco hasta ya entrada la madrugada con las mejores mezclas de dj’s como Erick Nava, Tony Meléndez y el eterno controlador de las luces Elio al ritmo de  la música disco de finales de los 80’s y principios de los 90’s de artistas como Madonna, Michael Jackson, Cindy Lauper, Rick Ashley, Aha, Opus y por supuesto sin faltar la gloriosa época del Rock en Español.  Ahí por supuesto en los días del carnaval de Yautepec hasta la banda de viento llegó a entonar los sones del Chinelo.  Vaya…qué recuerdos!!!

Toda historia también tiene un fin, así como la juventud que se va de prisa como el viento en un instante, pero en nuestro corazón joven Yambalay nunca se ha ido y perdura como esos grandes amores que se quedan tatuados en el alma.

Yambalay fue cerrado el 11 de diciembre de 1993 durante un allanamiento “judicial” que dejo muchas dudas.  De lo que no tengo dudas es que los momentos de más alegría y felicidad en mi adolescencia los viví en el Yambalay!!!

 

Por Génesis

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