Por: Berenice Cano y Velia Duarte
Todo tiene un principio y un fin, y el PRI, un partido que dominó nuestro país por muchos años está llegando a su fin; ese partido que tuvo el poder en sus manos, no solo con presidentes de la República, sino también a gobernadores y a todas las autoridades las tenían en sus manos.
Ahora la cúpula del PRI está viendo cómo se desmorona toda su parafernalia, su poder, sus trapacerías y el entreguismo a los Estados Unidos. Se creyeron intocables, como dioses y poco a poco ellos mismos fueron cavando su tumba con sus excesos y corrupción.
Solo hay que recordar a los ex presidentes, cuántos fueron represores, asesinos de estudiantes, obreros y campesinos; aparte de llevar al país a la pobreza de muchos y el enriquecimiento de unos cuantos, así como a la violencia; pero ni aún por eso cambian, ahí tenemos a sus dirigencias con personajes a quienes se les han señalado con enriquecimiento ilícito, apoyando en estos momentos a personas no gratas para los ciudadanos.
Si ese partido quiere sobrevivir o volver al poder tiene que cambiar, deslindándose sobre todo de ese señor X que recibe dinero de los Estados Unidos y quiere mangonear no solo al PRI, sino también al PAN y PRD con candidatos que son para reír y les hace más daño que beneficio y los hunde en la cloaca.
No quieren reconocer sus errores y se engañan ellos mismos, no se han dado cuenta que el pueblo ya cambió y los mexicanos están más politizados que nunca y no los engañan con facilidad; aquel indio del que se burlaban representándolo dormido y flojo, ese campesino mexicano ya despertó y se dio cuenta que el poder está en sus manos.