Por Miguel Ángel Alarcón Urbán
A 61 años del asesinato de Rubén Jaramillo
En esta ocasión escribo sobre aquel documento que envió el 15 de mayo de 1949 Rubén Jaramillo a través del Partido Agrario Obrero Morelense.
Con el número de Oficio. Nº 369, el líder campesino seria acusado el 27 de agosto de 1946, de la muerte de un líder cañero, Serafín Dorantes, lo que dio inicio a la cacería más cruel del gobierno federal.
En el histórico documento, Rubén Jaramillo hace la petición formal al gobernador del estado, Ernesto Escobar Muñoz de garantizarles sus derechos a los abogados que habrán de llevar el caso que por homicidio se le fincaría precisamente al hombre que marcaría huella profunda entre los morelenses.
En su documento, pide a Escobar Muñoz garantías para el libre tránsito en la zona sur, toda vez que es cobardemente asaltado por los soldados y el comandante de la Defensa Rural del poblado de Panchimalco. Lo anterior cuando presidía una asamblea campesina y el momento es aprovechado para agredirlo con fusiles y pistolas.
Cabe aclarar que esta petición de seguridad y garantías hacia su persona, las hace Rubén Jaramillo tres años después de ser objeto de una persecución permanente `primero por órdenes de los gobiernos estatales y posteriormente por el gobierno federal.
Para ello, es el Secretario de Gobernación, Gustavo Díaz Ordaz el que ordena se considere ilegal al Partido Agrario Obrero Morelense por actuar presuntamente en la clandestinidad.
Pese a ello, los morelenses deciden que Rubén Jaramillo sea el candidato de las clases populares y marginadas del estado de Morelos, para buscar la gubernatura de Morelos, para ello se hace circular de mano en mano volantes del PAOM, y de este modo inicia una campaña que se vuelve exitosa en todos los ámbitos, principalmente el agrícola, entre los cañeros y la gente del viejo Cuernavaca que están cansados de tantos abusos en su contra.
Todo esto, llevaría al final que todos conocemos cuando el responsable directo, el presidente Adolfo López Mateos determina junto con el sanguinario secretario que llegaría también a la presidencia de la República, la masacre de la familia de Rubén Jaramillo se gestó así, desde las más altas esferas del país.
Finalmente a décadas y décadas de la muerte del líder agrario, Rubén Jaramillo, reconozco y rindo un homenaje humilde y con admiración a un hombre que después de Emiliano Zapata, nos dio el ejemplo de la lucha por los derechos de los campesinos y por la tierra que nos ha visto nacer.
Acerca del autor
Abogado originario de Yautepec, apasionado de la historia.