Por: Berenice Cano y Velia Duarte
El pleito de dos adolescentes que tuvo lugar afuera de una escuela en el Estado de México, que terminó en una verdadera tragedia, con la muerte de una y la cárcel para la otra; nos debe poner a reflexionar y ver que es el resultado de tantos años de gobiernos neoliberales; en nuestro país empezó con el mandato de Salinas de Gortari, quien vendió todos los bienes del Estado, como teléfonos de México y ayudó al enriquecimiento de unas cuantas personas; a la educación le dio poca importancia y poco a poco se vino a menos. Quitó algunas escuelas normales de primaria, secundaria y jardín de niños, ya que el neoliberalismo necesita tener jóvenes con un mínimo de educación, para pagarles poco y explotarlos mucho.
Y así, las escuelas se fueron degradando con pseudo maestros, directores de escuela que nunca han estado frente a grupo y personajes que nada tienen que ver con la educación.
La corrupción siguió a todo lo que da, con un pueblo mal educado y mal alimentado; se fueron perdiendo valores culturales y la gente pobre y con tez morena fue la más discriminada. Aún con la entrada de este nuevo gobierno, ha sido difícil recomponer la corrupción que tantos años tuvimos.
El cierre de las escuelas normales, para niños de primaria, secundaria y jardín de niños, tuvo mucho que ver en el desbarajuste que hubo en todas las escuelas; en nuestra humilde opinión todas las normales deberían reabrirse para tener maestros preparados y no improvisados como está sucediendo ahora. Esa muerte de la jovencita se pudo evitar si la directora no hubiera hecho caso omiso a las quejas de la madre de la hoy occisa.
Los maestros se deben de involucrar más en los problemas de los alumnos y en sus rencillas, ver que se solucionen de la mejor manera; ya que vivimos muchos años olvidados por los neoliberales; la labor del maestro no es nada más dar clases, les deben enseñar a los niños y a los jóvenes a ser solidarios, el respeto a nuestros semejantes, a la naturaleza y a los animales; y sobre todo a no discriminar a nadie por ningún motivo, ni por su color de piel, ni por su estatura, ni sus preferencias sexuales y menos por su condición humilde.