Por Miguel Ángel Alarcón Urbán
La política no sólo se refiere a los espectáculos que cotidianamente nos brindan en los medios los hombres encargados hoy en día de ejercer el poder. La política también se entiende como una disciplina que requiere un estudio riguroso.
Desde épocas muy remotas ha existido la diferencia entre gobernantes y gobernados; en términos generales, se habla de que la política es la lucha por el poder. Los gobernantes tienen el poder, mientras el grupo gobernado es sometido.
El vocablo política deriva de la palabra griega polis o politikos que es todo lo que se refiere a la ciudad o al ciudadano, a lo civil, a lo público e incluso a lo social y sociable.
El termino política procede de Aristóteles en su obra Política, donde la concibe como el arte o la ciencia del gobierno.
De acuerdo con Norberto Bobbio, si se considera a la polis como un sujeto, pertenecen al ámbito de la política actos como ordenar o prohibir comportamientos a los miembros de un determinado grupo social; el ejercicio de un dominio exclusivo sobre determinado territorio; la legislación no normas válidas; extraer los recursos naturales y materiales de un sector de la sociedad y distribuirlos a otro.
Si se toma como un objeto, pertenecen al contexto de la política verbos como conquistar, mantener, defender, ampliar, reforzar, abatir, transformar el poder estatal.
Rousseau concebía la política como la actividad que tiene por objeto regular y coordinar la vida social por medio de una función de orden, defensa y justicia para mantener la superación y la cohesión de un grupo social determinado.
Maurice Duverguer concibe la política como una lucha o un elemento de integración; es decir, considera que posee una esencia ambivalente, por un lado constituye un instrumento de dominación, y por el otro es un medio que permite asegurar un orden social.
En política hay dos niveles de análisis, la micropolítica que se basa en el contacto personal y la macropolítica donde no existe contacto interpersonal y las relaciones son mediatizadas, administrativas o mediante un contacto teatral o ficticio.
El poder, en una definición general, es la influencia voluntaria que ejerce un individuo o un grupo sobre la conducta de otro. Aristóteles diferenciaba, el mandato patronal que se ejercía sobre los esclavos, del poder político que se ejerce sobre los hombres libres.
Aristóteles establece la diferenciación del poder político en base en las tres sociates: paternal, despótica y política.
John Locke distingue claramente entre tres poderes, el político, el paternal y el despótico. Max Weber definió al poder como la probabilidad de que un actor, dentro de una relación social, esté en posición de ejercer su voluntad a pesar de la resistencia que se le presente.
Cuando el poder político se finca sobre bases legítimas, se le denomina autoridad. Weber individualizo tres tipos puros de poder; el legal, el tradicional y el carismático.
El poder político cuenta con los medios de coacción física, el poder económico se basa en la posesión de los bienes o riquezas, y el poder ideológico en el control de los medios de persuasión.
Para Kelsen la norma fundamental tiene la función de transformar el poder en derecho. El poder es más legítimo cuando se ejerce desde los niveles inferiores hasta el último nivel, de conformidad con normas presupuestas y establecidas.
Para Claude Heller el poder es una sociedad está en función de la estructura de clases; según esto, el poder material se fundamenta en la posibilidad de coaccionar a otros y de influir en el juego político, y el poder formal significa la capacidad para ejercerlo, con fundamento en la fuerza, pero también en la creencia, por parte del gobernado de que el poder ejercido es un poder legítimo.