La Brújula
Por Roy Moreno
Hay una parte de la ideología del desarrollo sostenible que no tiene lógica. Esta falla no se puede expresar de mejor manera que con la imagen de los patrocinadores de la COP 27, particularmente Coca Cola. ¿Cómo podemos esperar se cumplan con los objetivos de desarrollo sostenible establecidos en la Agenda 2030 si las mismas empresas que causaron el problema están patrocinando el foro?
Desarrollo sostenible es pensar en economía circular. La economía circular requiere que los productores sean conscientes de cada uno de los materiales que incluye su producto al salir al mercado, desde los que se usan en el producto en si hasta los que se usan para empacarlo, transportarlo, etc. Según datos de GlobalData.com Coca Cola aporta arriba de 5 millones de toneladas de gases invernadero a la atmosfera al año, y siguen creciendo. Desarrollo sostenible es pensar en alimentación. Las bebidas azucaradas son de las principales contribuidores a la crisis de obesidad y diabetes que tenemos en el mundo. Desarrollo Sostenible es pensar en abatir la desigualdad. Coca Cola como empresa trasnacional va por el mundo compitiendo de manera desproporcional con negocios locales, comiéndoles el mercado para después imponer sus precios y cabildear con los legisladores para que no haya impuestos altos a su consumo.
En los últimos años han cambiado sus envases de plástico para que sean PET y disminuido la cantidad de azúcar que tienen sus refrescos entre otras medidas que aparentan tener al consumidor como beneficiario último e inclusive participado en la creación de legislaciones que buscan limitar el consumo de sus propios productos. Pero todo eso no ha sido suficiente para mitigar los efectos del cambio climático, las pandemias de obesidad y diabetes o el control monopólico de mercados locales. Según la Fundación Coca Cola (el esfuerzo filantrópico del gigante) desde 1984 han donado arriba de 1.4 billones de dólares a diferentes causas. Eso suena a ser mucho dinero. Claro, dependiendo con que lo compares. Si Si lo comparas con el sueldo promedio de un trabajador del área de producción, que es de $180,000 dólares al año, parece una cantidad asombrosamente grande. Pero si lo comparas con la cantidad de ingresos que genera la compañía al año, que es de arriba de $30,000 millones de dólares al año, pues te das cuenta que tanto a las causas nobles, como a sus trabajadores les podrían dedicar más recursos sin que los accionistas sufran mucho.
Coca Cola es un buen ejemplo de las famosas compañías que se vuelven demasiado grandes para fracasar. Perfecto ejemplo de los responsables de que el mundo esté como esté y que tengamos que ponernos a pensar en cuidar lo que queda para que a las futuras generaciones les toque algo. Tristemente, también son el ejemplo perfecto del cinismo estandarizado, ese que dice que hacen, pero en realidad no hacen.
E Desarrollo Sostenible tiene un trasfondo económico y crecimiento económico es uno de los objetivos. Tiene lógica. Eso es lo que mueve al mundo, lo que lo controla. No podríamos nosotros luchar contra el cambio climático si no involucramos a los agentes económicos en función de sus intereses. Por eso Coca Cola patrocina la COP 27, pero sus intereses son precisamente lo que provocó el cambio climático. ¿Cómo resolvemos este dilema?
Probablemente esa pregunta sea la que ataque la Agenda 2050. Esperemos que para entonces todavía tengamos un planeta que cuidar.
El autor del Artículo de Opinión es abogado y Asociado Director de Desarrollando Morelos.