La Brújula

Por Roy Moreno

La complejidad de los retos que enfrentamos como comunidad es enorme y parece crecer más cada ves que apuntamos el ojo criticó en algún tema. ¿Cómo le hacemos para construir un vehículo capaz de navegar esta tempestad?

La semana pasada estuvimos en el Tec de Monterrey en Cuernavaca, participando en la Semana con Sentido Humano. Nada como pararte frente a un grupo de jóvenes universitarios para poner a prueba tus proyectos. Cada alumno que nos hizo comentarios tenía un punto de vista diferente, igual de válido y muy nutritivo para el proyecto. Pero eso no quita que nos destrozaron. En fin, lo que no te mata, te hace más fuerte.

La idea es que a partir de la experiencia que les platicamos, ellos nos ayudarán a apretar alguna tuerca o ponerle aceite a algún engrane que ellos vieran hiciera falta. Todavía no analizamos el resultado, pero lo que más me llamó la atención, es que cuando les dijimos que no hay indicadores reales que midan a nivel local como vamos en términos de desarrollo sostenible, unas chicas levantaron la mano y nos comentaron que estábamos equivocados y rápidamente nos enseñaron en su computadora la página de la Secretaría de Economía relativa a la Agenda 2030. Y si, en esa página puedes ver el Informe de los ODS en México. Pero lo que no se ve es qué estamos haciendo para mejorar esos índices, o cómo impacta los planes de desarrollo federal, estatales o municipales esa data. Tampoco tenemos información sobre el presupuesto en los diferentes niveles de gobierno destinado impactar esos índices.

Hace unos meses fui a la Secretaría de Economía, a hablar con servidores públicos sobre la Agenda 2030. Muy amablemente me enseñaron precisamente esa página y hasta el Informe de los ODS 2021 y no me acuerdo que más. Pero cuando pregunté por lo que podíamos hacer para mejorar esos datos, se quedaron callados viéndome fijamente. Como si hubiera dicho una estupidez. “¿Cómo? ¿No sabes? Nuestra chamba acaba con publicar la información” parecieron decirme con los ojos. En pocas palabras y con frases de mi jefa, aplican la Ley del mínimo esfuerzo. Si, tenemos bien medidos los ODS. No, no hacemos mucho más, eso le toca a alguien más.

¿Cómo llegamos a eso? Tengo una idea. El primer problema que tuvimos con nuestros chavos de Servicio Social fue que cuando les pedimos un plan de trabajo para el proyecto que quisieran desarrollar, nos hicieron una presentación muy bonita, pero sin aplicación en la vida real. Básicamente prepararon las diapositivas para deslumbrar en el salón, pero no para aplicarse en la realidad.

Hay que dejar el escritorio y empezar a llevar a la calle los oficios, a ver si es cierto lo que dice el papel, y todavía más allá: escribirle encima, con lápiz, lo que sí es la realidad. Porque la pobreza no se erradica con un Excel, se erradica en la calle trazando sus orígenes para encontrar el problema y plantear mil soluciones hasta una funcione.

Nuestro equipo de Servicio Social, a la semana siguiente modificó su plan, y aunque todavía no es perfecto, ya está planteado para funcionar en la realidad. Esperamos que en los próximos días hagan las modificaciones necesarias para cumplir sus objetivos. Pero, independientemente de si lo logran o no, ya están por un camino más práctico.

El vehículo que construyamos debe tener esa característica. Que nos permita ver, sentir, probar, escuchar y oler los problemas, para que nuestras propuestas de solución sean acordes a esos sentidos, no a un papel con número que no significan mucho.

 

El autor del Artículo de Opinión es abogado y Asociado Director de Desarrollando Morelos.

Por Génesis

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