Por Chema Gálvez 

El valor de la honestidad pareciera ser que está en vías de extinción, de pequeños nuestros padres nos enseñaron o por lo menos nos lo quisieron inculcar como nosotros lo hemos hecho con nuestros hijos, sin embargo, la honestidad, así como el perdón o el agradecimiento solo han sido introducidos como un acto de educación y de las buenas costumbres, diría mi abuela que siendo honesto, agradecido y actuar lejos del rencor, viviría decentemente, apegado al manual de Carreño. La realidad es que un valor debe de ser adoptado como una actitud consciente lejos de las formas y pegado a la esencia de lo que somos.

La honestidad tampoco es decir lo que se siente o enfrentarnos a otros, el no dejarnos de alguien tampoco lo es, no eso es mas bien una debilidad de carácter.  La honestidad es materia de otra sustancia es en mi punto de vista, actuar en consonancia con lo que realmente se quiere y entendiendo que nada de lo que se quiere debe de ser realizado contra alguien, con dolo o por el simple hecho de dañar y pasar por arriba de alguien, la honestidad también busca la paz general empezando por la de uno mismo, en fin, de filosofía no voy a escribir para eso están Aristóteles  y Platón, yo solamente soy un mortal común y corriente, eso sí, más común que corriente, bueno eso digo yo.

Nuestro gobernador confunde los valores porque además de que honesto en el sentido de no servirse con la cuchara grande como lo hacen en su equipo no es, el decir y hacer que sus chicharrones truenen tampoco lo hace ser, en mi pueblo solamente sería el pendenciero y provocador. Los que sabemos algo de honestidad calificamos su gobierno como el peor que ha habido y eso es mucho decir.

Cuentan que ante tanta opacidad, inutilidad, ausentismo e ignorancia honestamente hoy reconoce que es necesaria la prensa, ¡Pues como no!… si el miedo no anda en burro, se le olvida que ser gobernador es muy diferente a ser jugador, antes las faltas, los festejos y las provocaciones se le podían perdonar incluso podían pasar por chistosas, ahora las faltas están registradas en las auditorías, las provocaciones le cimbran la silla y el ausentismo no se perdona, antes tenía seguro que lo peor era la expulsión y la suspensión de algunos partidos, ahora si realmente en México se jugara a la justicia y la lucha contra la corrupción lo esperaría  la banca pero no del estadio sino la banca fría de su celda.

Ahora en su despacho esa silla reclama estar cobijada y la prensa su enemiga anterior hoy será su aliada, ahora sale de gira por Morelos y actúa como si le importara, ahora ya lo entendió, entonces mi Cuauh, mi señor gobernador ¿Qué decía de la prensa? Nada…AQUÍ NOMÁS DE HOCICÓN.

 

  • El autor del Artículo de Opinión es actualmente Consultor y Conferencista. Fundador de GRC Consultores.

Por Génesis

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