Por Verónica Martínez Vielma
En la época prehispánica, la veneración a la muerte era uno de los elementos básico de la cultura. Cuando alguien moría, era enterrado envuelto en un petate y sus familiares organizaban una fiesta con el fin de guiarlo en su recorrido hacia el Mictlán, que es el inframundo en la mitología mexica.
De igual forma le colocaban comida que le agradaba en vida, con la creencia de que podría llegar a sentir hambre.
El día de muertos en la visión indígena, implica el retorno transitorio de los difuntos a su hogar, al mundo de los vivos, para convivir con los familiares y para nutrirse de la esencia del alimento que se les ofrece en los altares puestos en su honor.
En esta celebración del día de muertos, la muerte cobra más vida que nunca, pues todos los altares, son ofrendas para nuestros difuntos.
En este sentido se trata de una celebración que conlleva una gran trascendencia popular, ya que comprende diversos significados desde filosóficos hasta materiales.
Su origen se ubica en la combinación de la conmemoración del día de muertos que los indígenas, y la celebración de los rituales religiosos católicos traídos por los españoles.
Esta celebración se lleva acabo los días 1 y 2 de noviembre y cada año, muchas familias colocan ofrendas y altares decorados con flores de cempasúchil, papel picado, calaveritas de azúcar o chocolate, representando que la muerte puede ser dulce, pan de muerto, algún platillo favorito del difunto o difunta y al igual que en tiempos prehispánicos se coloca incienso para aromatizar el lugar.
Sin olvidarnos que se acostumbra a colocar una imagen en la parte central del altar y sus objetos personales.
Las festividades incluyen adornar las tumbas con flores y, muchas veces hacer altares sobre las lapidas, lo que en épocas prehispánicas tenía un gran significado, porque se pensaba que ayudaba a conducir a las ánimas a transitar por un buen camino tras la muerte.
Esta festividad fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO desde el año 2008, por su importancia y significado, en tanto se trata de una expresión tradicional, integradora, representativa y comunitaria.
El día de muertos se considera una celebración a la memoria y un ritual que privilegia el recuerdo sobre el olvido. Y es la forma en que los mexicanos aprovechamos este día para demostrar amor y respeto por los familiares y personas amadas fallecidas.
- La autora del Artículo de Opinión es abogada y defensora de derechos humanos en Morelos.