Por Miguel Ángel Alarcón Urban 

Ayer  primero de octubre nació un yautepecense distinguido, el abogado Miguel Ángel Alarcón Rojas, un presidente demócrata, el último que llevó a cabo sesiones de cabildo abiertos al pueblo, honramos su memoria con esta breve reseña de mi amigo el historiador Gustavo Garibay López.

Nacido en Yautepec el 1º de octubre de 1938, Alarcón realizó sus estudios de primaria en la Escuela Particular Minerva de Cuernavaca, en la secundaria federal de Yautepec, y en la preparatoria en la Escuela Federal Cuautla.

En 1962 el joven Alarcón se dirigió a la ciudad de México para estudiar la carrera de abogacía en la Facultad de Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México(UNAM), en donde entre 1973 y 1990 concluyó sus estudios de maestría y doctorado en las áreas del derecho administrativo y constitucional.

Su permanente actualización en cursos especializados le valieron una carrera exitosa: en 1967 fue abogado dictaminador en el Departamento Legal en la Procuraduría Fiscal de la Federación y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Después, en 1970, se desempeñó como Juez calificador en la onceava delegación en el Distrito Federal; en 1982 como Juez Penal en el puerto de Acapulco y a finales de ese mismo año y hasta 1988 se desempeñó como Agente del Ministerio Público Federal, adscrito al Segundo Juzgado de Distrito en Cuernavaca y a la Dirección General de Control de Procesos y Consulta en el Ejercicio de la Acción Penal de la Procuraduría General de la República (PGR).

En 1988 y 1989 fue Director de Prevención y Readaptación Social. Por estos años recibió una de sus más grandes encomiendas como Magistrado suplente del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Morelos y como catedrático de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos(UAEM).

Finalmente, en 1991 fue Fiscal Especial de la PGR y Secretario de Acuerdos del Tribunal Agrario en Mérida Yucatán. Dentro del derecho, cerró su vida participando como conferencista en Derecho Angloamericano en la Universidad de Austin, Texas, Estados Unidos. En 1994 su trayectoria dio un giro, cuando fue invitado a participar en la política local como candidato del Partido Revolucionario Institucional, (PRI), a las elecciones por la alcaldía municipal de Yautepec, de la que resultó electo con 13885 votos, éxito que en gran medida se debió al trabajo de planeación y estrategia de su coordinador de campaña, el cronista Cesar Ortiz Triana.

Esos fueron años difíciles, de violencia e inestabilidad económica, para la vida política de México y de Morelos. La década de los 90 fueron los años en que el priísmo y el sistema político mismo colapsaron estrepitosamente.

Político de a pie, durante su gestión, Alarcón Rojas recorrió barrios, poblados, calle por calle, en uno de los periodos de mayor obra pública municipal y sobre todo, en una época en la que el tema del patrimonio cultural no estaba puesto en valor, destacan los proyectos modestos pero muy significativos de restauración, mantenimiento y rehabilitación en las capillas de San Juan y Santiago y en la Parroquia de la Asunción de María en Yautepec, y el Exconvento de Santo Domingo de Guzmán en Oaxtepec, entonces declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, como parte de la Ruta de los Conventos de Morelos y Puebla en las laderas del volcán Popocatépetl.

Durante su administración, caracterizada por una severa austeridad, pues en aquellos años el municipio no recaudaba el impuesto predial, el Dr. Alarcón supo administrar la pobreza, se opuso al otorgamiento de permisos y licencias de construcción para el desarrollo inmobiliario de fraccionamientos. Alarcón era un firme creyente en que el agua es del pueblo y para el desarrollo del campo.

Cercana estaba la lucha del movimiento Unidos por Yautepec (UPY), encabezada por los liderazgos de las profesoras Teodora Emilia Valdéz Neri, Prisca Morales Santamaría, y del pintor y promotor cultural Pablo Ramírez Lobato quien fuera asesinado ese mismo año de 1994.

En su periodo gubernamental se editó un boletín de difusión cultural que dirigió el cronista Germán Alcántara y se intentó la gestión de expropiación del predio del Teatro Aurora, inmueble que en 1869 fuera sede del naciente Estado de Morelos y de Yautepec como su primera ciudad capital. Don Miguel Ángel era un apasionado lector y conocedor de la historia regional y nacional. Su biblioteca era un baluarte cultural. No es usual abordar una trayectoria profesional de éxito, esfuerzo, valentía, nobleza, carácter y honradez, no en México, en donde los políticos suelen ser soberbios, holgazanes e ignorantes.

El Lic. Alarcón, como muchos le llaman con aprecio, se ganó el respeto de sus paisanos. Recuerdo los comentarios de mi abuelo, Eufemio López Cortés, hombre apartidista pero no apolítico, quien siempre mostró simpatía hacia Alarcón Rojas, quien sigue siendo el alcalde con mayor nivel de estudios y experiencia profesional que ha tenido Yautepec. Hombre trabajador, culto, inteligente y honesto, que se resistió a la tentación del poder. De carácter apasionado, amante de la vida nocturna, del trago y de la buena conversación -era asiduo visitante del bar El Invernadero, propiedad de don Félix Nava, en su espíritu carnavalero se manifestaba el amor a su tierra, a su pueblo Yautepec.

Alarcón Rojas se retiró de su breve paso por la política manteniendo siempre una actitud de agudeza crítica ante las dinámicas locales de los asuntos de la vida pública. Sin embargo, no era extraño que recibiera a uno que otro político o personajes con aspiraciones. La clase política local debe extrañar su voz, su consejo y autoridad moral. La muerte le alcanzó con la serenidad de quien la sabe perdida. Su lucidez fue ejemplar hasta el último momento a pesar de un cáncer fulminante. Se quedó aquí, en Yautepec, entre sus amigos, paisanos y familiares, que lo recordaremos siempre con respeto y cariño.

A Don Miguel Ángel le sobrevive una familia que estimo con creces, de las que uno puede decir que hay buena cuna, valores de integridad ética y moral: su viuda, doña Carmen Urbán de Alarcón, mujer de firme carácter, trabajadora incansable, de quien siempre he recibido apoyo en las tareas de la promoción cultural para Yautepec. Le acompañan sus hijos, Tere, Carmen y Miguel Ángel Alarcón Urbán, mi amigo, quien ha seguido los pasos de su padre en una prometedora carrera como abogado litigante, en el poder judicial, la administración pública, y en la docencia. Este un ejercicio de memoria para recordar al Lic. Miguel Ángel Alarcón Rojas. Hay hombres que han hecho una vida con rectitud. Un abrazo amistoso para una familia que me ha honrado siempre con su amistad. «Noblesse oblige».

Texto del Historiador Gustavo Garibay López.

 

  • El autor del Artículo de Opinión es Coordinador de Memoria Histórica Municipal de Yautepec.

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