Por Chema Gálvez

Las personas de mi generación disfrutamos mucho de abuelos con una enorme colección de refranes y dichos, mi abuelo Papá Chema y mi abuela Tina fueron usuarios del “árbol que crece torcido jamás se endereza” o “más vale pájaro en mano que ver un ciento volar” y así como estos existen muy atinados para cada ocasión, algunos tienen su origen en España.

Ojalá nuestro mesías no los prohíba, no sería raro que enviara al congreso una iniciativa de ley para no volverlas a usar y pedirle al rey de España otra disculpa por habernos contaminado con tanto dicho imperial, la verdad a nadie le sorprendería, total una ocurrencia más del carismático y dicharachero Andrés Manuel.

La política es un negocio y por desgracia en este país el negocio está encima de la política. Siendo justos en mi propia experiencia y aunque les sorprenda he tenido la fortuna de encontrarme con políticos de buenas intenciones, sin embargo la maquinaria poco a poco los ata de manos.

El presupuesto destinado a los partidos es enorme y como sabemos el monto designado a cada partido se mide por los votos que obtuvieron cada uno en las elecciones.

Crear partidos es tentador y negociar alianzas también lo es basta mirar hacia atrás y recordar las que hubo en el pasado ejercicio electoral, siendo la más exitosa la formada por el PRI, PAN y PRD. Me gustaría pensar que realmente esta alianza ha sido para equilibrar o para llevar a un buen rumbo el destino de nuestro gran país, pero desgraciadamente lo dudo y lo veo como parte del negocio político.

El ofrecimiento que algunos partidos le han extendido a figuras públicas que tienen todo menos madera de políticos así lo demuestra, aquí prevalece la popularidad sobre el menester, la fama para obtener y el éxito taquillero para repartir.

Cuauhtémoc Blanco, fue apoyado por y para hacer negocio, famoso, nadie puede negar la imagen de ídolo que se ganó jugando para el equipo América y la selección mexicana, era seguro que postulándose ganaría, no podía salir nada mal, se aseguraba el negocio. A tres años de esto, todo salió mal, no sólo está desacreditado por su ausente gestión, también está manchado por la corrupción que no empezó con la gubernatura sino como presidente municipal, su equipo ahora es club de la ambición, en la defensa y capitán su hermano Ulises, el goleador Sanz Rivera, en la portería Ojeda atajando todo cuanto puede, ahora el Cuau ya no porta el número diez, hoy luce el número uno como peor gobernador a nivel nacional, su porra es la política ciega del quebranto, del amiguismo y del compadrazgo, mis abuelos dirían “No tiene la culpa el indio sino el que lo hace compadre”… cosas de los REFRANES MEXICANOS.

 

  • El autor del Artículo de Opinión es Consultor y Conferencista. Fundador de GRC Consultores.

Por Génesis

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