Por Chema Gálvez
Corrían los años treinta, México con la herida fresca de la revolución y oliendo a sangre y pólvora, era testigo de la cicatrización que apostaba a nuevos modelos de participación económica en el país. En la emblemática colonia Roma de la CDMX en las calles de Manzanillo esquina con Tehuantepec vivía mi padre.
Estudió en la primaria Benito Juárez, sus compañeros ganadores de todos los concursos de oratoria y declamación Luis Echeverría Álvarez y en otro pupitre José López Portillo, más atrás Juan Arévalo Gardoqui y en el rincón del salón Arturo Durazo, estos últimos después generales, el primero por el ejército mexicano, el segundo quién sabe, qué miedo… lo más curioso es que la primaria sigue abierta, un buen ejercicio ciudadano hubiera sido clausurarla ante tanto ilustre estudiante, bueno eso digo yo.
Mi abuelo el general José María Gálvez Navarrete comandante del 65 regimiento de caballería, orgulloso combatiente revolucionario, tomaba la justicia conseguida por propia mano asociándose con el licenciado Guillermo López Portillo en una notaria que se asentó en la calle de Madero en el de la ciudad, es decir la revolución le hizo justicia. Mi abuelo presumía parentesco con el Gral. Lázaro Cárdenas, primos en segundo grado lo que ayudó a que tuviera éxito, me imagino de todo lo que se enteraron y dieron fe notarial, gajes del oficio diría, él siempre tuvo información.
Se han podido realizar excelentes ejercicios ciudadanos, que hoy día nos dan como resultado dos instituciones fuertes a pesar de los embates de nuestro tlatoani y bufones que lo secundan, me refiero al INEGI y al INE órganos autónomos que hemos construido, ejemplo del ejercicio democrático enarbolando el derecho y el poder del gobernado.
En especial me voy a referir al INEGI, y principalmente de la coordinación estatal del estado de Morelos cuyo coordinador me compartió la razón de ser del instituto y la utilidad de la información recabada.
Este instrumento tiene el poder al alcance y los elementos para hacer, esta herramienta le muestra al servidor público lo que nos duele, la enfermedad de nuestro estado, la necesidad de la sociedad mostrando la radiografía de todo cuanto se quiera, me pregunto ¿es tan difícil que los que detentan el poder se guíen por la información plasmada ahí?, ¿El gobernante y representante que le tiene que dar voz al ciudadano no puede priorizar el síntoma frío de los datos?, ¿No sería más honesto hacer campañas con soluciones y sin promesas reiteradas y fantasiosas?. Se les olvidó representar la voz de los mortales…Si tan solo pudieran ejercer…EL PODER DE LA INFORMACIÓN.
- El autor del Artículo de Opinión es Consultor y Conferencista. Fundador de GRC Consultores.