Minerva Delgado

La mediatización negativa de la relación de los murciélagos con el coronavirus, en particular el SARS-CoV-2, han afectado negativamente la percepción pública de estos animales.

Para Rafael Ojeda Flores, especialista de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la UNAM, en ninguna población de murciélagos circula el actual virus pandémico, por lo que es importante dejar de estigmatizarlos, ya que la emergencia sanitaria ha puesto mayor presión en las diferentes especies, cuando varias de ellas están bajo amenaza o riesgo de extinción.

Detalló que esta situación se agravó recientemente debido a que en múltiples estudios se han revisado las asociaciones entre microorganismos y sus hospederos y a los murciélagos se les ha señalado como hospedadores de virus emparentados con el SARS-CoV-2, aunque no se trata del actual virus pandémico.

Uno de los primeros artículos en donde se refirió esa asociación se presentó en la revista Nature el 20 de enero de 2020, cuando aún no se llamaba SARS-CoV-2, pues solo se le nombraba coronavirus 19 (descrito en diciembre de 2019), en el cual se indicó la estrecha relación filogenética entre el coronavirus adaptado al ser humano y algunos virus detectados en murciélagos chinos en años previos.

El investigador se refirió a la mediatización negativa de la relación de los murciélagos con el coronavirus, en particular el SARS-CoV-2, situación que ha afectado negativamente la percepción pública de estos animales que incluso, han recibido ataques en diferentes partes del mundo: rechazo, temor, miedo y, sobre todo, esto ha llevado a tomar acciones en contra de estos animales en sus refugios.

 

Se estima que en Morelos existen cerca de 55 especies de murciélagos que han logrado adaptarse a diferentes ecosistemas, y los cuales tienen un papel importante en las labores como polinizadores de plantas, distribuyen semillas y controlan insectos.

El experto del Departamento de Etología, Fauna Silvestre y Animales de Laboratorio en la FMVZ enfatizó que el incremento en el tráfico de especies silvestres para consumo humano pudo ser el impulso que necesitaba el SARS-CoV-2, para llegar al individuo.

“Los fenómenos de presión, adaptación y selección impulsaron la evolución del virus al punto que saltara al ser humano y que hoy no requiere de ningún animal para la transmisión directa y, desde el salto original, se puede decir que el 99.99 por ciento de las ocasiones estamos seguros que es una transmisión de humano a humano”, abundó.

El especialista en conservación de fauna silvestre pormenorizó que esta situación no es nueva, toda vez que en un trabajo publicado en 2017 advertía que había sesgo importante en la forma en que se presenta la información entre los murciélagos y los coronavirus, al considerarlos como un riesgo o amenaza.

Ojeda Flores añadió que uno más, publicado en 2020, indicó que el miedo generado hacia los murciélagos afecta negativamente a los programas de conservación, pues luego de la pandemia se incrementó el número de personas a quienes les desagradan porque les tienen miedo.

“Son los animales más injustamente y exageradamente estigmatizados del reino animal, pueden competir con algunos insectos, arácnidos o serpientes, pero nadie ha sido tan inmerecidamente difamados, sobre todo por los beneficios a los ecosistemas”, precisó el experto en Diversificación Viral.

El investigador comentó que de las más de cinco mil especies de mamíferos en el mundo, mil 300 pertenecen al grupo chiroptera de los murciélagos, lo cual los convierte en el segundo orden más diverso. Están clasificados en 19 familias y en México hay aproximadamente 140 especies.

En 2005 se dio a conocer que los primeros murciélagos surgieron entre 55 y 70 millones de años, se mantienen en evolución en el planeta; en tanto, el hombre tiene dos millones de años de existencia.

“Entre los grandes beneficios que como humanidad recibimos de manera gratuita de estos animales están la dispersión de semillas, la polinización, la regulación de plagas de insectos, la regeneración de bosques y, además, información que se puede aprovechar en bioingeniería, desarrollo de nuevas tecnologías y medicinas”, finalizó.

Por Génesis

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