Por Miguel Ángel Urban
El 31 de diciembre de 1911, en el campamento revolucionario, Emiliano Zapata pronunció estas palabras:
“…En nombre de mi ejército, que reclama un derecho de reivindicación muy justo en la conciencia de todo buen mexicano, o de otra nacionalidad, que ame a su propia Patria y que tienda a salvarla de monstruos perniciosos que explotan de una manera salvaje el sudor de las frentes de sus hijos, vengo a protestar ante el mundo civilizado que ha hecho a su Patria libre e independiente, encaminándola por el sendero del progreso de su riqueza nacional, contra la prensa alarmista y contra todo ataque a mis denodados soldados que nos llame bandidos, porque bandido no se puede llamar a aquel que débil e imposibilitado fue despojado de su propiedad por un fuerte y poderoso y hoy que no puede tolerar más, hace un esfuerzo sobrehumano para hacer volver a su dominio lo que antes les pertenecía. ¡Bandido se llama al despojador, no al despojado!
Así, en el último día del año, con ése coraje y dignidad en cada palabra, Zapata, General en Jefe de las Fuerzas del Sur, lanzaba su manifiesto para regresar la tierra a quienes la trabajan con sus manos.
Minerva, amigos, hoy una vez más nos unimos en un solo grito…!!Viva Zapata!!… Chinameca, Anenecuilco, Cuautla, Cuernavaca, Yautepec y Tlaltizapán, los pueblos donde Zapata luchó y dio los primeros pasos para esta libertad que hoy tenemos, el icono revolucionario, está más vivo que nunca, concluyo con sus palabras de ese 31 de diciembre de 1911: “El triunfo es nuestro, ya tiemblan los tiranos amigos del retroceso. ¡Adelante! Que ya la aurora de la libertad brilla en el horizonte”……
Estas palabras encuentran eco esperanzador en estos días en que México atraviesa por uno de sus momentos más obscuros, bajo las tinieblas de la corrupción y la impunidad.
Hagamos memoria
!Que viva mi general Zapata!…….
- El autor del Artículo de Opinión es Coordinador de la Memoria Histórica del municipio de Yautepec