NO ME PIERDAN DE VISTA
Por Chema Gálvez
La nostalgia, acompañante silenciosa que evoca lo que se ha ido, lo que ya no se tiene, fiel compañera de todos y que pareciera ser invisible, a veces tímida pero siempre presente me hizo ver lo que el viento se llevó. Hace algunos días en entretenida charla que tuve con un personaje muy conocido en Morelos me dijo: “Sabes, los buenos nunca ganan Chema, siempre ganan los malos”, lo que me hizo cuestionar si el ser malo es sinónimo de éxito y el ser bueno no, justo aquí aparece otro personaje de Morelos, el Dr. Salvador Ruíz de la Torre.
Doctor que en la década de los treinta y sin aparente tiempo por su trabajo de médico en el servicio de salud estatal, atendía en su casa al terminar su jornada laboral a pacientes sin recursos, estos le pagaban en especie. La entrada de su casa tenía unas escaleras, eso sí llenas de gallinas, verduras, quesos o cualquier otro producto que le iba a ser entregado como el pago de la consulta; claro que él no cobraba y a regañadientes lo aceptaba, se entendía que el favor llevaba el nombre de gratitud, había que subir esas escaleras para que pudiera atender a los que necesitaban una consulta , como si su vida dependiera de eso, no importaba el tiempo, el doctor Ruíz de la Torre lo hacía como si además de ser para muchos un ángel , tuviera la fórmula en exclusiva de extender el tiempo.
En 1946 fue nombrado director de la célebre preparatoria uno, terminando su rectoría en el año 1950 y habiendo creado el bachillerato nocturno, él veía siempre la manera de ayudar y de sumar, pero claro, su esencia no le permitía conformarse, su labor altruista y su interés por servir se extendió e implementó los turnos mixtos, ¡Las mujeres podían estudiar!. Seguramente cambió vidas, en la época actual para bien, en esos años tal vez para mal, sin embargo, su vocación lo impulsó, él …definitivamente fue bueno.
Al término de su gestión su pasión y su encomienda interna de servir, lo llevó a ser postulado a candidato por la gubernatura del estado de Morelos y seguramente su visión, la de servir. Él era bueno y ahora en la distancia lo único que veo es que jamás ganó el malo, él lo ganó todo, “porque el que es bueno gana el corazón y el buen recuerdo”. Él es mi tío abuelo.
- El autor del Artículo de Opinión es Consultor y conferencista, fundador de GRC CONSULTORES.