Por Dulce María Velázquez Miranda
In Memoriam para mi querido amigo José Luis Garcitapia
Las ciudades siempre han sido el destino anhelado del hombre para mejorar sus condiciones de vida; la ciudad es el lugar más atractivo para la convivencia y el encuentro de toda una variedad de personas, culturas, pensamientos y actividades.
En su libro: Ser Ciudadano, Paul Barry Clarque, dice que el origen de la ciudad está inevitablemente ligado a la política y la democracia, desde el momento en que los individuos dentro de la ciudad implementan la gestión compartida y espacios de diálogo para satisfacer sus necesidades.
Recupero un párrafo de su texto que me parece importante, porque me es inevitable pensar en Cuernavaca al leer esta parte que dice: “para los griegos la ciudad, no solamente era un grupo de individuos autónomos, sino un conjunto de personas que se concebían así mismas en función de su pertenencia a la ciudad, internamente relacionados entre ellos y con la ciudad”.
Quienes nacimos o crecimos aquí, sabemos que esa era una característica bien propia de nuestra Cuernavaca. ¿En qué momento, dejamos de sentir que la ciudad era nuestra? A partir de cuándo dejamos de conocernos, de identificarnos entre nosotros y de comunicarnos? ¿Cómo perdimos nuestros espacios públicos en los que nuestra confluencia mantenía el tejido social sin fisuras? Un tejido social fragmentado y contaminado hoy en día.
La densidad poblacional aunada a la migración interna por desplazamiento desde otras comunidades, ha conformado una nueva geografía humana en Cuernavaca; y vivimos aquí sin reordenamiento urbano, ni comercial, con el consecuente desorden, deterioro e invasión del espacio público y la modificación de los sistemas de relación social habituales, incluso de las prácticas laborales y comerciales; de la delincuencia ni hablar.
Retomando a Paul Barry Clarque, en cuanto a que la ciudad tiene un origen político, tenemos frente a nosotros este insólito proceso electoral, con 19 candidatos contendientes por la presidencia municipal de entre 23 partidos políticos y ninguno de sus candidatos ha presentado (al menos durante esta semana) un proyecto serio, coherente que refleje el conocimiento de los antecedentes históricos de la ciudad, ni de su problemática actual. Todos hablan de recuperar, de rescatar y hasta de hacer brillar a Cuernavaca! con un discurso romantizado de retorica vacía y con promesas insustanciales, tal vez con la única intensión de cubrir la personalidad pendenciera y ofensiva del candidato que más evidencia su total desconocimiento del municipio que quiere presidir.
Lamentablemente, esa nueva geografía humana de todos los estratos sociales, que ahora conforma nuestra ciudad, esa que no se concibe en función de su pertenencia a la ciudad de Cuernavaca, (pues no tiene aquí referente identitario alguno), es la que quizás mal decide con su voto, de un tiempo para acá, a quien entregarle el gobierno municipal.
¿Por qué pasó esto? ¿Será porque en algún momento irresponsablemente dejamos el control de la ciudad en manos desconocidas, inexpertas, bandidas? Aquí estamos de nuevo, ante otro proceso electoral más grotesco y ofensivo, con un costo millonario a cargo de los ciudadanos para costear el delirante desfile de candidatos en su mayoría grises, desconocidos y desconocedores del municipio, sin proyecto, sin propuesta, mintiendo sobre su residencia para lograr el registro y ostentando la capacidad ilimitada de recursos para lograr su objetivo, como si la ciudad y sus habitantes fuésemos solamente una vieja granja en venta.
¿Dónde estás Cuernavaca? Porque llegó el momento de salir a votar por quien sí conoce nuestra ciudad, solo nosotros podemos rescatarla e impedir otra felonía.
- La autora del Artículo de Opinión es Lic. en Comunicación y Gestión Intercultural por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, y ha colaborado en diversos medios de comunicación locales y en diferentes áreas de la administración pública municipal y estatal.
Esta genial el post. Saludos.