Por Jessica Ortega

El dictamen aprobado el pasado 10 de marzo cumple con una deuda histórica con las mujeres trabajadoras, con 113 votos a favor fue aprobada la igualdad salarial en nuestro país, de ahora en adelante mujeres y hombres percibirán el mismo ingreso por el mismo trabajo.

Reconozco el trabajo de las Senadoras y Senadores Ciudadanos que dieron la batalla para que esta iniciativa ahora sea una realidad. La brecha salarial es una de las razones por las que día a día luchamos para romper el pacto, el cual privilegia a los hombres y nos condena a las mujeres.

En el marco del 8 de marzo en el cual se conmemora el día de la mujer trabajadora esta legislación es oportuna que ya que abona a la igualdad para que las mujeres tengamos mejores condiciones de trabajo y en espacios libres de discriminación.

Con esta iniciativa se busca dar su valor real a los salarios y prestaciones de los trabajos que realizan las mujeres, es decir, los que han sido “feminizados”, pero que tienen un alto nivel de responsabilidad, pero que no se compara con la retribución económica de los trabajos “masculinizados”.

La igualdad salarial es un acto de justicia social, no se buscan privilegios, ni tampoco significa un premio, es darle valor a nuestro trabajo.

De acuerdo con el Informe Mundial sobre Salarios 2018 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se encontró que una gran parte de las brechas salariales en todo el mundo no se explica por diferentes niveles educativos, capacidades o experiencia, sino porque se valora de forma distinta los trabajos que hacen las mujeres.

Por ello, en este dictamen se abordan los factores invisibles que sostienen la desigualdad entre mujeres y hombres en el trabajo, que van desde una publicación de vacantes hasta las condiciones para conservar el empleo durante la maternidad.

Asimismo, se establecen reglas para que las responsabilidades familiares o los planes de vida familiar no afecten las oportunidades para la contratación, en el salario y sus prestaciones.

Lo anterior, debido a que las brechas salariales son consecuencia también de desigualdad en el uso del tiempo y las responsabilidades en el hogar y el cuidado de hijas, hijos, personas enfermas y adultas mayores, los cuales tienen efectos negativos sobre el pago y el crecimiento profesional de las mujeres si deciden dedicarse a la maternidad y a la crianza.

* La autora del Artículo de Opinión es Coordinadora Nacional de Mujeres en Movimiento.

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