DE AZÚCAR y SAL
Por Lisset Vildózola y Marley Flores
El concepto de “dark kitchen” o “cocinas fantasma” surge como una alternativa para hacer llegar alta cocina hasta las puertas de nuestro hogares; una opción que va a la alza en todo el mundo.
En un tiempo el que muchas cosas se reinventan, formas de comunicarnos, de mantenernos cerca de nuestras familias, de comprar, de trabajar, incluso de salir a la calle, el sector de la restauración no es la excepción.
Los cocineros, ante el cierre de muchos restaurantes y las restricciones que las autoridades dictan como medidas sanitarias, tuvieron que buscar nuevas alternativas para sobrevivir.
Las cocinas fantasma son espacios dedicados a la venta a domicilio, sin mesas, sin camareros, sin un espacio abierto al público, es la industria restaurantera adaptándose a los nuevos hábitos de consumo, apoyándose o no en las aplicaciones de entrega en casa.
Aunque esta forma de operar ya existía, muchos de los chefs que se quedaron sin empleo con el cierre de restaurantes, adoptaron esta manera de hacer llegar sus creaciones hasta los clientes, ofreciendo cocina a la carta por teléfono o por internet, una propuesta que ha tenido gran aceptación y ha vuelto a colocar a grandes chefs en la preferencia de los comensales, una opción que incluso ha llamado la atención de críticos gastronómicos que ahora levantan el teléfono para iniciar su evaluación de servicio.
La alternativa que ha tomado este sector en muchos países del mundo, está creando una nueva era para la industria global de la restauración abriendo oportunidades de negocio con espacios donde se ofrecen cubículos de cocina para diferentes marcas las cuales, desde ahí pueden brindar sus menús, sin preocuparse por el pago de licencias, del mantenimiento, sin mobiliario, sin suministros. Cocinas que se vuelven laboratorios o estudios en renta donde los cocineros llegan sólo a elaborar sus recetas.
Así la industria gastronómica se reinventa y encuentra la forma de seguir operando
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