DE AZÚCAR Y SAL

Por Lisset Vildózola  y Marley Flores

Tepalcingo es uno de los municipios más grandes de Morelos, se ubica al oriente del estado, a 36.2 kilómetros de Cuautla, en los límites con Puebla.

Este municipio se conoce por la feria del Tercer Viernes de Cuaresma, que es la segunda más grande del país y de las pocas que se celebraron este 2020.

Sin embargo; hace algún tiempo, Tepalcingo era conocido también por la gran producción de totopos y la manera como las mujeres de la comunidad los comercializaban; la producción fue tan importante que llegó a ser el sostén de muchas familias, gracias al trabajo de madres que buscaban una entrada de dinero extra para ayudar económicamente en sus hogares.

Por ahí de la década de los 40, las mujeres en Tepalcingo sabían hacer totopos, no los que nosotros conocemos, cortados en triangulo tostaditos, sino enormes láminas de masa de maíz morado, que requieren tiempo en la preparación y conocimiento de la técnica, tostadas con sabor dulce, que en la actualidad muy poca gente conoce.

Las madres de familia de la época, pronto se dieron cuenta que llamaban la atención de los visitantes y salieron a las comunidades vecinas a ofrecer este rico producto.

Cerca, entre Atotonilco y Tepalcingo se encontraba la estación de tren, en ese tiempo era el paso continuo de visitantes y viajeros, los habitantes de la zona identificaron ahí un importante punto de venta de los antojitos de la región, entre ellos, los totopos y tlaxcales que producían las mujeres de Tepalcingo. Ubicaron otra zona de comercialización en el balneario “Las Termas” de Atotonilco y uno más en el principal mercado y plaza de la ciudad de Cuautla; además de la venta en las comunidades cercanas.

Muy pronto, el producto se extendió por la región e identificaron a los habitantes de Tepalcingo como los principales productores de totopos y les dieron el sobrenombre de “Totoperos” título que para algunos fue despectivo, pero para otros fue algo que dio identidad a la comunidad y se convirtió en un elemento tradicional de su tierra.

El cierre de la estación de tren generó pérdidas económicas para quienes ahí comercializaban sus productos y muchas mujeres dejaron de hacer totopos .El tiempo, así como los métodos modernos generaron que la receta se quedara rezagada, las señoras fueron encontrando nuevas alternativas de trabajo y dejaron de lado la cocina; sobre todo con recetas tan elaboradas…

En la actualidad, muy pocas mujeres y de edad avanzada, mantienen la producción y venta de ese alimento, una de ellas, la señora Julia Andrade Lima, experta en la técnica y elaboración de las singulares láminas dulces que en un tiempo identificaron a los habitantes de esta comunidad morelense…

La señora Julia, por su edad, dejó de hacer totopos porque su elaboración requiere cierto esfuerzo físico, técnica y el apoyo de una persona; sus hijas ya no tienen el interés ni el tiempo para dedicarlo a la elaboración de las láminas de maíz y canela.

Hoy, sólo las personas de edad avanzada recuerdan con un poco de nostalgia el sabor de los totopos en Tepalcingo.

Las mujeres de 30 a 40 años cuentan que son recetas de sus abuelas, que pocas veces sus madres realizaban y que ellas rara vez pueden probar. Sin duda una dulce tradición que, con los años y la modernidad, va perdiendo su sabor.

La señora Julia compartió en algún momento, su experiencia con Fórum Gourmet y nosotros la compartimos con ustedes, no olviden darse una vuelta por www.forumgourmet.wordpress.com

 

Fotografía: Sergio Martínez

     

 

Por Génesis

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *