Por Minerva Delgado

En menos de dos minutos, ayer jueves el gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo tuvo una exposición política muy riesgosa. Entrevistado por reporteros de la zona oriente sobre “el caso del diputado Zapotitla”, el mandatario quizá creyó que era ‘adecuado’ defender al legislador que ha sido señalado del delito de violación, y entonces enfiló su declaración en contra del Fiscal General, Uriel Carmona Gándara, y lo acusó de haber fabricado “en dos minutos” el proceso legal en contra del representante popular oriundo de la comunidad de Tetelcingo, municipio de Cuautla.

“La verdad es lo que te digo, en dos minutos se fabricó esto ¿no?, ahora sí se puso a trabajar el Fiscal”, fueron las palabras del gobernador.

Evidentemente Blanco no dimensionó lo que dijo en ese momento, al asegurar que la acusación en contra del legislador fue “fabricada” o al menos tampoco aportó elementos que sustentaran su errática declaración frente a una acusación tan grave como el delito de violación que pesa en contra del congresista. Tampoco estoy diciendo que el diputado sea culpable, eso lo debe determinar la Fiscalía General y en todo caso el propio Zapotitla sabe exactamente qué sucedió.

Lo que digo, es que Cuauhtémoc Blanco como jefe de Ejecutivo Estatal, debe ser el primero en exigir que los servidores públicos en Morelos se conduzcan dentro del marco de la ley, además de mostrar rectitud, responsabilidad y conducirse con ética y moral en sus acciones de gobierno, pero también en su vida personal.

Con sus dichos,  Blanco quizá sin darse cuenta (o tal vez sí) le está otorgando la “excusa perfecta” a funcionarios de su gobierno que pudieran estar fuera del marco legal y/o incurrir en conductas tipificadas por el Código Penal del Estado. ¿Se dan cuenta de la gravedad?.

En todo caso, el gobernador no tiene por qué convertirse en el defensor de un legislador que si bien pertenece al mismo partido que él (o pertenecía) forma parte de otro Poder que se supone, goza de autonomía plena con respecto al Poder Ejecutivo, y por lo tanto los señalamientos en contra de un legislador, no debían formar parte de su agenda en la que quizá haya temas de interés general con los que sí debía mostrar empatía, como el de la escalada de violencia que se registra en la entidad.

Por si fuera poco, horas más tarde el Partido Encuentro Social (PES) le dio la espalda al diputado Zapotitla al pedirle su separación de ese grupo parlamentario en el Congreso “para que su persona, trayectoria y defensa jurídica respondan por sus actos y por lo que está siendo acusado”, con esta postura, el PES también dejó solo al gobernador con su errónea defensa hacia el legislador, pues evidentemente el Partido no encontró elementos para acusar al Fiscal General de haberle “fabricado” la acusación al legislador.

Se ve que el gobernador y su partido mantienen una fluida comunicación, ¿no?.

 

 

Nos leemos pronto.

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Por Génesis

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