Repaso

Carlos Gallardo Sánchez

Acudiendo al manido argumento de que fomentan el comunismo, los libros de texto gratuitos que se emplearán el próximo ciclo escolar en educación básica, sufren los embates del oscurantismo que aún pulula en el país. Las arremetidas están a la orden del día, por parte de agrupaciones o personajes emparentados históricamente con aquellos que desde la creación de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg).

En la reforma de 1972, siendo presidente el priísta represor Luis Echeverría Álvarez, cuando los planes y programas se organizaron por áreas y se conformaron grupos multidisciplinarios integrados por académicos, científicos, pedagogos y maestros de escuela, los libros de texto gratuitos también fueron cuestionados severamente por los grupos elitistas de la sociedad mexicana. ¿Adivinen cuál fue el argumento fuerza para descalificarlos? Ni más ni menos que eran comunistas, acusando de ello a un gobierno federal que estaba más alejado de esa ideología que un servidor del planeta Marte.

Sobre todo, apuntaron sus críticas en contra de los libros de ciencias sociales y ciencias naturales. A los primeros porque se incluyeron algunas referencias al socialismo y sus principales ideólogos, Carlos Marx y Federico Engels. Nada del otro mundo, ni que pareciese un discurso educativo apologético. A los segundos, porque incorporaron lecciones sobre educación sexual e imágenes de los órganos reproductores femenino y masculino.

Los fieros opositores fueron, qué raro, el Partido Acción Nacional, la Unión Nacional de Padres de Familia que representa a las escuelas confesionales y privadas, las cúpulas empresariales y la alta jerarquía del clero católico. En algunos estados, principalmente del occidente y norte del país, se promovió la quema de esos libros “herejes”, como lo hicieran antes los verdugos de la Inquisición o los nazis de la Alemania hitleriana. O, antes, como la quema de códices mayas por parte de clérigos españoles fanatizados.

Y como si el tiempo no hubiera pasado, estamos en estos días atestiguando las reacciones virulentas del líder del PAN, quien sin pudor alguno sugiere la mutilación de libros; o la gobernadora panista de Chihuahua, quien, según se informó, ya decidió que en ese estado no se distribuirán dichos libros de texto; o la Unión Nacional de Padres de Familia, refugio de mochos y retrógradas; o un diputado jalisciense, del Partido Movimiento Ciudadano, quien ya presentó una demanda penal en contra de Marx Arriaga, coordinador general del programa de elaboración de libros de texto gratuitos; o, sorprendentemente, como los “ideólogos” de la CNTE, que ya anunciaron, por lo menos para Oaxaca, que ellos elaborarán sus propios textos, como si concebirlos, estructurarlos, escribirlos y diseñarlos fuera muy sencillo.

¿Y enfrente? ¿Los que se dicen defensores de la escuela pública y convencidos de que la política educativa neoliberal se vaya al cajón de las cosas inútiles? Parece que no existen, no saben de qué se trata o les vale un comino el asunto.

Es cierto, en un comunicado firmado por Alfonso Cepeda Salas, como los que históricamente acostumbra para quedar bien con el gobierno federal en turno, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) ya informó que apoyo a los nuevos libros de texto. ¿Nada más? ¿O están preparando una jornada para demostrar en los hechos y con conocimiento de causa, los argumentos de ese apoyo?

• De refilón

En Morelos los posibles defensores andan adormilados. Nada o muy poco se sabe de ellos. Quizá, también, porque las autoridades educativas o los representantes gremiales navegan en el mismo mar de indiferencia sobre este tema que es fundamental para cerrarle el paso a los reaccionarios de siempre.
¿Será cierto que Mario Luis Salgado, flamante presidente en Morelos del Partido Nueva Alianza, le atizó al rechazo aludido, reproduciendo un panfleto de la Unión Nacional de Padres de Familia? Tiene que aclararlo.

• Rebaba

A propósito, ¿alguien le ha reclamado a Eliacín Salgado de la Paz, director general del IEBEM, a quienes sus allegados ya lo andan promoviendo como candidato a alcalde de Cuernavaca por Morena; alguien le ha reclamado, insisto, su desinterés por el libro “Morelos, la entidad donde vivo”, para tercer grado de primaria?
Nuestro bello y rico estado en patrimonio cultural y natural es el único de todos los estado del país que no ha contado con ese texto, elaborado desde hace dos o tres años por un grupo de capaces y entusiastas maestras.

Así de mal andamos en nuestra entidad federativa en cuestiones educativas.

E mail: profechon@hotmail.com

Por Génesis

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