Por Miguel Ángel Alarcón Urbán 

Año con año, en los muy diferentes medios de comunicación, se ha escrito casi de manera repetida el fatal desenlace que tuvo la vida del General Emiliano Zapata aquel fatídico e imborrable 10 de abril de 1919.

Por ello, escribir algo diferente sobre la muerte del Caudillo del Sur es una tarea muy complicada, y más aún, cuando son miles los textos que se siguen escribiendo en todo el mundo para recordar al icono de la Revolución Agraria.

En el CIV Aniversario luctuoso de Emiliano Zapata Salazar, para recordar la vil traición de que fue objeto en la Hacienda de Chinameca.

Aun y con todo lo que históricamente se ha rescatado, no se ha dado la debida importancia a la presencia del caudillo, fue en el municipio de Yautepec, lugar donde se dieron varias reuniones entre Emiliano Zapata y el presidente Francisco I. Madero.

Fue en esa hermosa tierra, donde se llegó a los acuerdos que no habría de cumplir Madero. Yautepec, municipio de tradición histórica albergó esas reuniones, cinco para ser exactos.
Fue en Yautepec donde hubo enfrentamientos, donde se perdieron vidas y se determinó romper con el entonces presidente del país.

Esa cabecera municipal fue elegida por algunos familiares del presidente Madero para residir. Yautepec ejercía cierto atractivo en aquella pareja presidencial, esa tierra era su lugar preferido para vacacionar desde antes de asumir la Presidencia.

Emiliano Zapata también estuvo muchas veces ahí, incluso algunas de ellas sus tropas llegaron a ocupar Yautepec, de paso a la capital del estado, Cuernavaca.
De Yautepec, salió el Caudillo del Sur hacia su lugar preferido, allá donde aún existe la Piedra Encimada: Chinameca.

En ese mismo lugar, fue desde donde por última vez, los ojos de Emiliano se posaron en el horizonte, para salir poco después a su cita con la muerte, al ser traicionado por el “pelón” Guajardo, en la entrada de la Hacienda de Chinameca.

A 104 años de aquel suceso, Emiliano Zapata es el icono de los campesinos, de los despojados no solo de Morelos, sino de muchas partes en el mundo. Emiliano es el ejemplo del libertador y luchador por la tierra, no importa donde se le rinda homenaje.
Zapata es la bandera de quienes hacen producir la tierra, y especialmente de aquellos que pese a seguirla trabajando, siguen siendo explotados.
Aún falta mucho por hacer a favor de los campesinos, pero en un futuro próximo, se cumplirá su doctrina, para lograr que la tierra regrese a las manos de quienes la trabajan… ¡Que viva Emiliano Zapata!

 

 

El autor es abogado y conocer de la historia del municipio de Yautepec.

Por Génesis

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