Por Roy Moreno
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Desde que tengo memoria, Tepoztlán tiene pleito entre los Tepoztecos y quienes buscan explotar las bondades turísticas, económicas y ambientales del pueblo mágico. El problema con esa magia es que quieren explotarla. Cuando era chico, el cuento era el del Campo de Golf que nunca fue, gracias a los Tepoztecos que no se dejaron. En ese entonces, pensé estaban perdiendo la super oportunidad de tener un hermoso campo de golf. No entendía lo que era una actividad extractiva.
Lo que no permitieron los Tepoztecos, fue la toma de sus tierras bajo el argumento de “desarrollo económico”. Que bajo la excusa de “crear empleos”, miles de metros cuadrados de tierra se hubieran privatizado para que solo unos pocos lo caminen, y al mismo tiempo miles de litros de agua se le iban a quitar a la mayoría de los habitantes para mantener en perfecto estado el pasto verde de esos pocos. Los dueños hubieran hecho mucho dinero a través del tiempo, dinero que no se hubiera quedado en los bolsillos de Tepoz, si no de la empresa que lo construyera. Los habitantes de los pueblos, en vez de estar luchando, como ahorita, por mantener sus usos y costumbres, estarían migrando a cualquier otro lugar. En esos años no existía una conciencia de sustentabilidad que nos permitiera ver estos efectos que hoy vemos en otros lugares donde sí se pudo construir el Campo de Golf. Tepoztlán sería un Malinalco más, un Valle de Bravo más, donde los más privilegiados abusan y acostumbran a costa de los menos.
El Campo de Golf no fue. Los usos y costumbres se mantienen y el Municipio se ha desarrollado como ha podido. Hoy el problema es otro. A pesar de haber evitado la gentrificación que el Golf representaba, la tenencia de la tierra en términos zapatistas tampoco ha resultado en grandes beneficios para los Tepoztecos. La realidad es que el poder económico ha permeado en forma de establecimientos turísticos y casas de fin de semana que se caracterizan por una cosa: desigualdad y perdida de biodiversidad.
Tepoztlán y sus pueblos sufren de lo mismo que la mayoría de los Ayuntamientos en Morelos y México: un desarrollo ineficiente a través del tiempo. No es que queramos que Tepoztlán, Huitzilac o Tlayacapan no salgan adelante. Es que no sabemos como hacerle. Administraciones vienen y van, sin saber qué hacer o cómo. Ah, pero eso sí, ante la frustración de no saber, se curan con un par de contratos en lo oscurito. Organizan una reunión a puertas cerrada de la que luego nos enseñan la foto, y dicen que están trabajando por el desarrollo del municipio, aunque no haya pruebas. Evitamos el Campo de Golf, pero no la carretera que poco a poco se come tierra sagrada del Tepozteco. Evitamos nos administraran como patio trasero de la Ciudad, pero no evitamos mal administrar nuestros recursos naturales. Evitamos se impusiera la voluntad del malvado Capital, pero permitimos se impusiera la del diabólico Crimen Organizado. Las decisiones de política pública no se toman en función de las necesidades de la comunidad o la tierra, sino en función de dejar correr la mano invisible de Adam Smith, que es ciega a las necesidad más allá del crecimiento económico irresponsable.
No hay soluciones fáciles, pero eso ya lo sabemos. Nos enfrentamos al poder del dinero, del gobierno y de las malas costumbres. Hay Tepoztecos, algunos de ellos, que llevan luchando por su tierra desde antes del Campo de Golf, y seguirán luchando por ella hasta su ultimo aliento. ¿Cuál es el siguiente paso?
El autor del Artículo de Opinión es abogado y Asociado Director de Desarrollando Morelos.