Por Berenice Cano y Velia Duarte
El asesinato de dos sacerdotes en el Estado de Chihuahua, en la Sierra Tarahumara, ha levantado ámpula en ciertos sectores de la población, sobre todo en la grey católica; acusando al gobierno federal por este hecho de violencia, que ahora afectó a estos jesuitas. Por desgracia esta violencia no empezó ahorita, ya tiene muchísimos años y se acrecentó en el gobierno de Felipe Calderón, con esas mafias delincuenciales, que se dedican al trasiego de la droga, que aparte se llevan a jovencitos tarahumaras para incluirlos en sus filas.
A los tarahumaras los despojan de sus tierras, para beneficio de los terratenientes, hay marginación, sobreexplotación y abandono de las autoridades locales; así cada día los pobres indígenas tienen que adentrarse más hacia las montañas, donde viven en cuevas en una miseria dolorosa, donde en tiempo de frío en lo alto de las montañas, azota más el viento; ahí, esa pobre gente muere de hambre y de frío, sobre todo niños pequeños y bebés; y ningún sacerdote católico dice nada, ni protestan, ni hacen marchas “dizque por la paz”. Estaremos equivocadas y no sabíamos que la vida de esos dos sacerdotes jesuitas, valían más que la de esos niños, bebés, hombres y mujeres que fallecen de enfermedades fáciles de tratar, aparte hay hombres tarahumaras que mueren por defender sus tierras.
Creemos que alguna parte de la iglesia se está alejando de la verdadera palabra de Dios y sobre todo del papa Francisco, quizá no leyeron su última encíclica. Esas marchas por la paz, deben ser, pero por la paz mundial, y decir NO a las guerras que solo traen pobreza, desolación y causan muertes sin sentido, además de contaminar al mundo, ya que esas armas poderosas afectan al clima del planeta y hacen daño a la humanidad.
La iglesia católica debe orientar a las familias para que retomen valores y su deber de formar bien a sus hijos, que éstos, en lugar de asistir a bares o lugares non gratos, les fomenten el deporte, las artes, como la pintura, la música, el canto. Y, sobre todo volvemos a insistir, que regresen nuestros valores culturales que se han perdido. La iglesia no debe perder su camino, que es andar con los más pobres y no con los que se han enriquecido a costa del pueblo de México.
Sobre las autoras del Artículo de Opinión:
Velia Duarte es profesora de educación básica, actriz, maestra de teatro y luchadora social.
Berenice Cano es profesora de nivel medio superior y superior, también se ha desempañado como periodista.