DE AZÚCAR Y SAL
Por Lisset Vildózola y Marley Flores
Hay quienes aseguran que el sentido más importante es el de la vista, ya que ver nos permite conocer lo que tenemos alrededor; imágenes, brillo, colores; aunque el olfato también nos permite tener una referencia de lo que hay en nuestro entorno; sin embargo, para nosotras el sentido del gusto es la forma como podemos percibir y definir nuestro mundo y más aún, comunicarnos.
Por eso agradecemos este espacio en el que seguimos cocinando ideas, compartiendo sabores y disfrutando del acompañamiento cálido de lectores que como nosotras, encuentran en la gastronomía formas, gustos, espacios y momentos para compartir.
El ingrediente principal de este plato que ahora preparamos son: el azúcar y la sal, porque creemos en la proporción de sabores y sabemos que no todo es dulce y tampoco amargo total, sino que la vida nos va dando momentos para buscar el equilibrio y tratar de combinar los sabores.
Por ejemplo, cuando tenemos enfrente una taza con terrible café, una pizca de sal puede hacerlo más aceptable, es extraño pero sucede. Son los trucos gastronómicos que aplican a la vida, como cuando atravesamos por una crisis mundial por la pandemia del COVID19, pero que encontramos la forma de estar cerca de nuestros seres queridos, de disfrutar los sabores que nos agradan y por supuesto, de celebrar aún en aislamiento.
Definitivamente este año fue muy distinto para restaurantes y bares que en esta época reportaban un incremento en sus ventas, y septiembre era el inicio de un cierre de año lleno de festejo y algarabía. Lejos de celebrar cenas concurridas, en esta ocasión tuvieron que respetar el protocolo sanitario, limitarse a ofrecer servicio con una ocupación del 50 por ciento de su capacidad y muchos con horario restringido, por ello la principal acción fue proponer paquetes para celebrar en casa y llevar a cabo festejos con seguridad, responsabilidad y envíos a domicilio.
Pero la fecha no pudo pasar desapercibida, desde casa, con música adornos tradicionales y por supuesto comida típica, muchos mexicanos seguimos los actos cívicos a través de una pantalla.
Al final del día, lo mejor de todo son los sabores de este festejo, en casa, en restaurantes con capacidad restringida o en cualquier otro lugar lo que nos hace sentir mexicanos es el sabor de nuestra maravillosa cocina, esa que desde hace varios años es patrimonio de la humanidad.
Pozole, mole, enchiladas verdes o rojas, tacos dorados, tamales, tostadas; acompañados con guacamole o pico de gallo; salsas de mil sabores y por supuesto, su majestad, el chile en nogada, un platillo tradicional y emblemático desde hace casi 200 años, el cuál inicia su venta en restaurantes en el mes de julio y termina en el mes de septiembre debido a la temporalidad de los ingredientes con los que se realiza.
De manera que, como buenos mexicanos, no pudimos dejar pasar el festejo de nuestra Independencia, con sana distancia, con cubrebocas y desde casa, gritamos: ¡Viva México!
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