Por México Desconocido
Durante los trabajos de excavación y exploración del Palacio de Cortés de Cuernavaca, Morelos, realizados en la década del 70, los arqueólogos encontraron los restos de una muñeca de madera con la cabeza atravesada por un alfiler.
Junto a ella también fue localizado un mechón de cabello humano que el paso del tiempo no ha podido pulverizar. Aunque el vestido de la muñeca no corrió con la misma suerte ya que prácticamente ha dejado de existir. ¿Quién colocó ahí estos artilugios de hechicería y con qué objetivo lo hizo?
La responsable de esto podría ser doña Juana Ramírez de Arellano y Zúñiga, hija del conde de Aguilar y esposa de Hernán Cortés. Ella habitó en esta casa palaciega a partir de 1531.
Mientras vivió ahí mandó a modificar, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la capilla del padre Melgarejo para convertirla en un comedor y cocina con chimenea, probablemente fue también ella quien colocó el mechón y la muñeca en la pared, ambos artículos relacionados con la hechicería.
En la Edad Media las chimeneas eran consideradas el corazón de una casa y a la vez una puerta mágica para que las brujas salgan y entren, por lo que colocar objetos de brujería en ellas era una práctica algo común.
¿Muñecas malvadas?
Un texto de investigación del doctor del INAH, Jorge Angulo Villaseñor, relata que muñecas encontradas en el Palacio de Cortés eran usadas para atraer al ser amado realizando un amarre o para perjudicar a alguien.
“En ambos casos se requiere además de la muñeca, elementos propios de la persona como cabello, uñas o telas robadas, ya sea pañuelos o retazos de vestido para poder aderezar a la muñeca y que se parezca más al objeto del deseo”, indica el investigador.
La muñeca puede verse en la sala de El Mayorazgo del Palacio de Cortés, por cierto una de las más olvidadas del museo, un pretexto más para visitar Cuernavaca.
La información fue obtenida del Portal México Desconocido.