Birán
Por Manuel Martínez Garrigós
Sin lugar a dudas el “oficio político” no es lo fuerte del Gobierno de Morelos, empezando por el titular del Poder Ejecutivo de la tierra que vio nacer a Emiliano Zapata Salazar. Cuauhtémoc Blanco Bravo podrá tener muchas fortalezas en “la cosa pública” entre ellas el amor ciego que le profesa el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, pero el “tejido fino” del acontecer social no cabe la menor de las dudas es su “talón de Aquiles”.
Y no tan solo es atribuible al ex seleccionado nacional esa carencia de lo que coloquialmente se conoce como “amarres políticos”, pues su Secretario de Gobierno, un abogado que responde al nombre de Pablo Ojeda Cárdenas y dicen que en alguna ocasión comentó el que sabe de política del gabinete del “futbolista” pero que lo tienen desperdiciado en otra área que por cierto no conoce y de magros resultados que el encargado de la política interna: “es un buen abogado”.
También se escucha sin que nada de lo siguiente conste al que esto escribe que: proviene de familia de abolengo de la línea dura del Estado de Hidalgo, que fue un regular Secretario Particular, de la política interna que desplegó el gran abogado Fernando Gómez-Mont Ureta, con Felipe Calderón Hinojosa y que estuvo cerca no recuerdo en que de Javier Duarte de Ochoa, háganme el favor en Veracruz.
Pero el mencionado abogado nos demostró su peso real ahora que increíblemente los pobladores de Huitzilac, quemaron a unos supuestos secuestradores. Por lo que inmediatamente me llegó a la mente una conversación que sostuve como varias en mi vida con el mejor político de la historia contemporánea en Morelos, el notable jurista Antonio Riva Palacio López.
Al gran maestro ARPL, le pregunté a propósito de un artículo que publicó el notable periodista nacional Álvaro Delgado Gómez, en los difíciles momentos y similares circunstancias que enfrentó el hoy Canciller, Marcelo Ebrard Casaubón, en Tláhuac, DF, hoy CDMX. A lo que con esa paciencia, prudencia y atinencia que siempre lo caracterizó me respondió más o menos así: “Manuel tal vez fue el momento más difícil de mi vida profesional, pero lo que me ayudó es que conocía el lugar y a los lugareños…”.
Y esto es lo que precisamente quiero rescatar de la enseñanza pragmática del ex Gobernador Antonio Riva Palacio López, ya que estoy casi seguro que el abúlico Pablo Ojeda Cárdenas, no tenía ni idea de dónde estaba ubicado geográficamente Huitzilac, con trabajos conoce Morelos, y de los “lugareños” pues ya mejor ni hablar, los morelenses no lo conocemos y él no nos conoce a nosotros así de fácil apreciada lectora y lector.
Ahora bien, en ambos casos referidos líneas atrás en este modesto artículo, los dos titulares dieron la cara: Antonio Riva Palacio López primero y después Marcelo Ebrard Casaubón ambos políticos de cepa por todos los costados y frentes, hombres de Estado y no “globos inflados” producto de la fama coyuntural y circunstancial de la que lamentablemente ya se dañó irreversiblemente a Morelos.
Porque del burdo enfrentamiento que Pablo Ojeda Cárdenas sostiene con el Fiscal Anticorrupción del Estado, el Maestro en Derecho, Juan Jesús Salazar Núñez, como bien sostenía otro gran político de Morelos que apenas caminó “al más allá”: “Manuel es kafkiano…” Claro ¿acaso nadie le avisa que él es el encargado de la política interna?
- El autor del Artículo de Opinión es abogado litigante y catedrático de la UNAM.