Birán
Por Manuel Martínez Garrigós
Sin lugar a dudas desde que se concibió la magna obra nació polémica y como no iba a ser así si fue en la administración municipal de Cuernavaca, Morelos, que encabecé donde se retomó, formuló y ejecutó lo que como muchos “ciudadanos de a pie” comentan en las calles, fondas, mercados, superes, plazas comerciales, centros deportivos y etc. “Fue el último distribuidor vial que se construyó en la capital”. Además, no tengo la menor de las dudas que el egoísmo y la envidia juegan un papel preponderante al respecto, mismos flagelos morales que condenaron: Hobbes, Hegel, Rawls y Dworkin por citar solo cuatro pensadores de la filosofía universal.
Pero volviendo a la gran obra pública quisiera recordarles que se postergó por muchos lustros ya que quien la proyectó de origen fue el gran político morelense José Leonardo Castillo Pombo, que con el que esto escribe fuimos los alcaldes más jóvenes de Cuernavaca, Morelos. También puntualizar que la polémica edificación estuvo dentro de un programa de vialidad y desarrollo urbano, es decir, estudios de origen y destino que mandó a hacer sino mal recuerdo el notable Arquitecto Enrique Ramos Zepeda y sancionó el Colegio de Ingenieros, de la entidad, mismo documento que ratificó que la glorieta de Zapata era el principal “nodo vehicular” de la ciudad.
También amable lectora y lector les refresco la memoria en el sentido de que la administración panista de Jesús Giles Sánchez quiso resolver el grave conflicto vial a través de unos “semáforos inteligentes” que solo agravaron la situación y crearon un mayor caos vehicular, misma política pública que por cierto no cumplió ni con las famosas veinticuatro horas, es decir, fue un rotundo y monumental fracaso como casi todo lo que implementó la derecha en la ciudad.
La polémica obra en mención fue parte de una licitación pública en “Compra Net” que por el monto de la misma alrededor de 120 millones de pesos sino mal recuerdo, aunque me parece que “el coyote”, “ladrón de cuello blanco” y “pacotilla” el deleznable seudo empresario Oliver Fernández Mena quiso cobrar un sobre precio de 40 millones más, obvio después de mi salida de la administración, por cierto el rupestre sujeto en mención es mejor amigo del impresentable “chayotero” de Joaquín López-Dóriga, que de manera muy rara en múltiples ocasiones golpea la obra en sus redes sociales abruptamente y con la misma vieja fotografía.
Pero volviendo a la planeación del distribuidor vial de la glorieta Emiliano Zapata, por el monto pecuniario de la obra, me parece que de manera indirecta la ejecutó otro impresentable de los que llama el Presidente Andrés Manuel López Obrador, “saqueadores del PRIAN”, uno de los grandes amigos del nefasto Enrique Peña Nieto, me refiero al multimillonario dueño de “Pinfra” David Peñalosa Alanís, hijo del dueño de “Tribasa” es decir, el vástago de otro archimillonario producto del saqueo público de nuestro país.
Pero bueno nos preocupa y ocupa de sobre manera a todos los ciudadanos de la capital, el estado en el que se encuentra la obra, sobre todo porque vemos como esta Cuernavaca y Morelos. Por lo que desde esta modesta trinchera hago un enérgico llamado al Gobierno Federal, Estatal y Municipal para que se le dé el mantenimiento necesario a la magna obra, no basta con el comunicado que publicó la Secretaria de Obras Públicas del Estado de Morelos, en el sentido de que la “obra no presentó daños severos”. Tengamos todos conciencia cívica, moral, ética y legal para actuar en consecuencia, no hay más. Cuernavaca y Morelos lo necesita.
- El autor del Artículo de Opinión es abogado litigante y catedrático de la UNAM.
Hola estimado Ex-Alcalde, me entusiasmó ver el artículo pensando que se hablaría de los dineros invertidos y la transparencia en esa obra, pero con desilusión veo que eso seguirá en la obscuridad. Atte ciudadano de a pié.