Por Verónica Martínez Vielma
Los derechos son el conjunto de prerrogativas indispensables del ser humano, con los cuales, aspiramos a vivir en una vida pacífica y saludable.
La adolescencia, es una etapa importantísima, porque es un parteaguas para decidir el rumbo de nuestra vida.
Es importante sembrar en la juventud, el deseo y el ideal de la educación formal, ya que, si bien es cierto, los valores se obtienen desde casa, es cierto también, que la sociedad en la que vivimos, demanda preparación y competencia, que es lo que va a sacar a delante las vidas futuras de las y los adolescentes y de la sociedad en general.
Además, la educación, como derecho, permite que la juventud, palpe y reconozca sus derechos que intrínsecamente tenemos, como lo son; el derecho a la familia, a la igualdad y no discriminación, al bienestar, al uso de las nuevas tecnologías; que todos, en su conjunto se traducen en el derecho a la felicidad.
El derecho a la educación, es un derecho esencial para los seres humanos como se estable en la Declaración Universal de los Derechos Humanos en su artículo 26 que dice; “La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana, el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; fortalecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos y religiosos; y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz”.
¿Por qué es importante que los adolescentes conozcan sus derechos humanos? Porque los pueden hacer valer, para que nadie pase sobre ellos, para saber qué es lo justo para las demás personas, para que hagan valer su dignidad.
Durante los últimos años, en todo el mundo se han producido grandes avances en las condiciones de vida de las niñas, niños y adolescentes. Sin embargo, falta mucho camino que recorrer.
Materializar y maximizar el derecho a la educación en esta temprana edad de vida de todas las personas, ayudará a tener un mundo mejor, más preparado, pero, sobre todo; más justo.
- La autora del Artículo de Opinión es defensora de derechos humanos y abogada.