Por Minerva Delgado
Sin duda que la principal ‘característica’ que recordaremos de la elección del pasado 6 de junio será el haberse desarrollado en medio de una contingencia sanitaria a causa de la presencia del Covid-19, pero un elemento más que la distinguirá, será la “normalización” en el uso de sobrenombres o alias que utilizaron los candidatos principalmente a las presidencias municipales y que trasladaron a las boletas electorales.
De una revisión a las listas de los candidatos que participaron, podemos plantear que uno o más de los candidatos participantes a 31 presidencias municipales, tanto mujeres y hombres, usaron un sobrenombre.
Por el contrario, las y los candidatos a las alcaldías de Atlatlahucan y Tlalnepantla, utilizaron únicamente sus nombres.
Es así que en Temixco encontramos a “La Chona”; en Amacuzac a “Chela”; en Axochiapan a “Lencho”; o en Ayala a “Panchito” o “el del Yogurth san Pedro”; o en Coatlán del Río a “Mary Chuy”.
Pero también encontramos alias que nos evocan a la diversidad del campo morelense como “El chivo” en Emiliano Zapata; “el chicharo” en Huitzilac; o “el borre” en Jantetelco; o en Jonacatepec “el pony”; o en Tepoztlán “pajarito”.
Aunque también hay apodos más ‘llamativos’ como el de José de Jesús Bautista, candidato del PES a la presidencia municipal de Jojutla que apareció con el alias de “el muerto”; o el candidato a alcalde de Miacatlán por el partido Podemos, Luis Manuel Jaimes Santamaría “el sangano”.
Uriel Mejía Landa candidato del PRD a Puente de Ixtla apareció en la boleta electoral con el alias de “Kalimba”; mientras que el alcalde de Tlaltizapán que buscaba la reelección a través del PES, Alfredo Domínguez Mandujano llevó su apodo de “cuananys” a la boleta electoral que no le ayudó en nada porque perdió la elección; a diferencia del alcalde de Totolapan, Sergio Livera Chavarria “el chino livera” quien sí logró la reelección.
En Yecapixtla, el candidato del PAN, Heladio Rafael Sánchez Zavala “gallo”, ganó la elección del seis de junio frente a Antonio Meléndez “el pollo” de la Coalición Juntos Haremos Historia.
En Cuernavaca el candidato a la presidencia municipal Alfredo Salgado del Partido Bienestar Ciudadano, apareció con su sobrenombre de “contador”; y en Yautepec, Araceli Baustista Paz “la licenciada Araceli”.
La práctica de que los políticos pidan usar sus apodos en las boletas electorales comenzó en el año 2012, y en el actual proceso electoral el uso de ese ‘recurso’ se incrementó por lo que pudimos observar en la reciente elección del seis de junio.