ASÍ LAS COSAS
Por el Lic J. Antonio Tallabs Ortega
Aun cuando se me ocurría que este dicho podría estar mejor dicho para otra cosa dichosa, como el caso de que un hablador cae por su boca, por lo que dice, pero decidí aplicarlo al tema que desarrollaremos, porque por la boca han muerto mucho mexicanos, por no usar tapabocas; a la fecha de que este escrito escribimos, en nuestro país han muerto por Covid 201 mil 623 mexicanos, según cifras oficiales controladas y si no queremos ser parte de las estadísticas, debemos tomar las medidas recomendadas y necesarias para que eso no suceda.
Por no usar tapabocas, te puede pasar lo que al pez, que por su boca muere, pues.
Sin embargo, debemos decir con todas sus letras, que este gobierno ha sido omiso en muchas cosas en torno a lo que debió hacer para evitar la propagación del virus y tratar de controlar la expansión de la pandemia, evitando los contagios, como haber hecho pruebas, pruebas y más pruebas , para hacer un cerco sanitario y ubicar a las personas contagiadas; sin embargo, no lo hizo ni lo ha hecho, pero no solo es o ha sido responsabilidad de los federales, quienes tienen mayores facultades y mayores obligaciones legales, sino que los gobiernos estatales y municipales, también debieron hacer lo suyo, en su proporción y conforme a sus capacidades, tanto materiales como legales.
Recuerdo el caso de la intoxicación por consumo de alcohol con metanol sucedido en diciembre de 1994 en el Estado de Morelos, donde cientos murieron por ingerir esa bebida contaminada y mortal, donde todo inicio en un municipio, cuyas autoridades eran “tolerantes” con una ”empresa” dedicada desde muchos años atrás, a la elaboración de bebidas alcohólicas adulteradas o clonadas, se fabricaban desde “mezcales, tequilas hasta wiskies y coñacs“ y para cuya elaboración, en la ocasión mortífera, usaron metanol y no etanol, como base para sus bebidas y causaron miles de muertes y en muchos casos ceguera permanente, quedando inconclusas las investigaciones e impunes los verdaderos responsables, y quienes les distribuyeron el metanol mortal, cuya autoría, al parecer, se adjudicaba en principio a un negocio con militares y luego se presumió que su distribución fue por una empresa de pinturas muy conocida; pero traigo a cuento este episodio fatídico, por lo que hoy mismo sucede con la pandemia; en aquel tiempo, ante la omisión y encubrimiento de las autoridades estatales y municipales, del problema, siendo el que esto escribe Diputado Federal, me di a la tarea de exhortar desde la más Alta Tribuna del País, a las autoridades Federales, requiriendo su intervención y luego de sendas entrevistas con el entonces Secretario de Salud, Juan Ramón de la Fuente y de su subsecretario en la materia, de apellidos Camacho Solís, logramos que se crearan cercos sanitarios para detectar la ubicación de las bebidas contaminadas y controlar su propagación y se evitaron muchísimas muertes más; tareas que se realizaron a pesar de las resistencias del entonces gobernador Jorge Carrillo Olea. Por cierto, este episodio fatídico se repitió en mayo del 2020, en 5 estados del País (Puebla, Yucatán, Jalisco, Veracruz y Morelos), causando la muerte a cerca de 200 personas que consumieron aguardiente contaminado. Quien consumió bebidas contaminadas, como el pez por su Boca murió.
Cuando hay voluntad, se logran las cosas; cuando se actúa de inmediato y como se debe actuar, se consiguen los propósitos, pero si ocultamos el problema para no caer en desaprobación social o en simpatías o popularidad, estamos mal, muy mal. Por eso estos gobiernos omisos deben ser condenados por sus crímenes de lesa humanidad, por su negligencia porque no hicieron en su momento lo que debieron haber hecho, como haber realizado pruebas y más pruebas para controlar la pandemia, por no haber sido ejemplo de conducta para ser imitados tan solo con el uso del tapabocas o la aplicación de la vacuna, que ni el propio Presidente según su dicho, se la ha administrado o sea, no se ha vacunado hasta este día, por no haber dispuesto para el sector salud de los recursos necesarios para atender la emergencia con oportunidad y esmero y por haber mentido una y otra vez sobre la realidad de problema y sobre las circunstancias reales de la adquisición de vacunas y sobre su impericia para una vacunación masiva efectiva y ordenada. Pero como el pez, en junio, por su boca su proyecto de la “4ta. Transformación”, morirá.
Así las cosas, pues sucede que por ejemplo, las autoridades municipales, desde mi perspectiva, pueden hacer algo que nos daría una tablita de salvación y que ayudaría en mucho a lograr el control de la pandemia en nuestro país, como es, el hacer obligatorio el uso del cubrebocas, bajo una regla administrativa, legislada por los ayuntamientos en sus Bandos de Policía y Buen Gobierno, donde se fije la obligatoriedad de su uso y como parte de las vestimenta, con medidas coercitivas progresivas por desobediencia, de carácter administrativas, que irían de la amonestación, la multa y hasta la prisión preventiva; estos procedimientos se aplican por consumo de alcohol, drogadicción, prostitución, etc. en vía pública. El Uso Obligatorio del Cubrebocas, se justifica para la preservación de la salud pública, con sustento constitucional en el Cuarto Párrafo del Artículo 4 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (Derecho a la salud) y en la Fracción II del Primer Párrafo del Artículo 115 de la misma Carta Magna (facultad de establecer y normar Bandos de Policía y Buen Gobierno). Debemos decir, que en esencia, los Bandos de Policía y Buen Gobierno, son el conjunto de normas administrativas que regulan el funcionamiento de la administración Municipal y sus relaciones con la comunidad y este tipo de reglamento especial contiene una serie de disposiciones que regulan la vida pública municipal, el ejercicio de los derechos y obligaciones de los habitantes y las normas administrativas que garanticen la tranquilidad y seguridad en los municipios. Este tipo de normatividad en los aspectos o área de bienestar social, puede contener disposiciones para la conservación de la salud pública, donde se especifique que para lograr la contención o propagación del Covid-19, estaríamos obligados a acatar la disposición de usar tapabocas en la vía pública y a guardar una determinada distancia, necesaria entre una y otra persona, en lugares donde concurren grupos de personas; además considero que de manera específica se deberá establecer, que quedan prohibidas las reuniones sociales ante el problema de la pandemia.
Sinceramente desconozco porque no se ha explorado a fondo lo que aquí sugiero, la reglamentación municipal del uso del tapabocas, de la sana distancia y de la prohibición de reuniones de carácter social, que suelen ser los focos de contagio, más frecuentes. Algunos dicen que sería restricción de garantías y que el artículo 29 de la Constitución establece las únicas formas y mecanismos para que esto suceda, sin embargo, no hay tal circunstancias, la preservación de la vida y la conservación de la especie, la prevalencia del Derecho a la salud personal y de la salud pública, son premisas mayores en materia de sobrevivencia y de bienestar social.
En fin, ante las omisiones de los gobiernos, en vía de mientras, tú y los tuyos, por voluntad propia, usen el tapabocas, tomen su distancia, laven sus manos frecuentemente y eviten las reuniones sociales. Recuerda, el pez por su boca muere y tú puedes morir por no ponerte tu tapabocas.
Seguimos pendientes.