Por  Yesenia Daniel

 

Xochitepec, Morelos, México.- En los campos de cultivo de municipios como Xochitepec, Tlaquiltenango, Tlaltizapán, Ayala y Jonacatepec, algunos productores de cebolla siguen batallando por colocar o vender su cosecha por la caída del precio de este producto, ingrediente principal en la cocina mexicana. En el sondeo realizado para esta entrevista los productores coincidieron en señalar que el comprador está pagando entre 40 y 60 centavos por kilo de cebolla; la impotencia y tristeza ha orillado a algunos a dejar la cosecha en la tierra o regalarla antes de que se echen a perder.

Uno de estos productores es el señor Antonio Flores Mérida, él tiene todavía una hectárea sembrada que está cosechando “por partes”, cuando logra vender su cebolla en el puesto de frutas que tiene, va por más en una carretilla, espera terminar pronto o que llegue un comprador que le ofrezca un buen precio, “llegó ayer un compa, me ofreció comprarme a 60 centavos el kilo, pero le dije que no, que mejor así le dejara, yo la voy a vender poco a poco”, explicó Antonio.

La gran ventaja que tiene la familia de Antonio Flores, es que tienen un puesto de frutas a la orilla de la carretera Zacatepec-Zapata en la localidad de Atlacholoaya, municipio de Xochitepec; en donde ofrecen su cosecha directo del campo al vendedor final. Los ramos de cebolla brillante, fresca, con vivos en verde que asoman del rabo, y otras frutas de temporada cortada y ofrecida en platitos para ir comiendo con chile, limón y sal, es uno de sus atractivos, sus clientes, en su mayoría automovilistas asoleados, hacen parada en estos oasis de frutas para beber agua de coco tierno o comer fruta fresca. De la enramada cuelgan los racimos de jícama y cebolla, listas para llevarlas a la mesa.

Olga, la esposa de Antonio, lamenta la triste situación del campesino, en la que siempre “lleva las de perder”, y en ese lamentación existe un deseo de que sus hijos ‘estudien y le echen ganas a la escuela’ para no pasar por la misma situación que ellos, reafirmando que quien trabaja el campo con sus manos se enfrenta a muchas desavenencias.

Un amigo productor de Antonio pidió un préstamo al banco para sembrar cebolla, medio kilo de semilla cuesta alrededor de dos mil pesos, y todo el proceso de cultivo le toma al productor prácticamente un año. Antonio Flores, lamentó la situación de su compañero porque quedó endeudado con el préstamo por una cantidad aproximada de 120 mil pesos para preparar la tierra, sembrar, fertilizar, limpiar y cosechar.

En Tlaquiltenango la suerte para don Beto García es la misma, todos estos productores andan buscando quien les compre su cebolla porque su principal mercado, la Ciudad de México, tiene bastante producto, las bodegas están llenas y al haber tanto producto la demanda es baja, y los compradores quieren adquirir el producto a un precio ofensivamente bajo. El señor Alberto García se ha convertido en el velador de sus cultivos, pues por las noches, además de todo, hay robos furtivos.

En Tlaltizapán un par de productores dejaron su cosecha en la tierra e invitaron a la gente a ir a recoger la cebolla. “Se regala”, decía el anuncio, por la misma situación del bajo precio.

Mientras que en Villa de Ayala y Jonacatepec, en la zona oriente de Morelos; que por años ha tenido fama de uno de los mayores productores de cebolla, la situación es igual, ahí el ingeniero Próspero Benítez, está sacando con trabajos su cosecha que ya logró colocar “aunque sea barata” en el estado de Puebla.

De parte de las autoridades de gobierno no ha habido un ofrecimiento de ayuda para los productores agrícolas, tampoco una postura al respecto de lo que pasa en el campo morelense.

 

Imagen Máximo Cerdio

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