VISIÓN DE MUJERES
Por Berenice Cano y Velia Duarte
Hemos visto en diferentes medios de comunicación que la violencia familiar se ha incrementado a partir de la pandemia; pero la violencia no empezó, ya estaba ahí desde antes de que llegara este virus que actualmente padecemos. Quizá aumentaron las denuncias en contra de los hombres violentos y machistas.
El machismo ha existido por siglos en el mundo, la antigua Grecia con todo y sus grandes filósofos y los precursores del teatro o sus hermosas tragedias griegas; también fue machista, las mujeres eran relegadas, solo se dedicaban al hogar sin poder salir, pero los hombres podían tener varias mujeres.
La lucha por la emancipación de la mujer ha sido mundial, solo hay que recordar algunas: en 1868 en el Reino Unido se crea la Sociedad Nacional Pro Sufragio Femenino, en 1882 con los auspicios del célebre escritor Víctor Hugo se funda la Liga por los Derechos de la Mujer, en 1888 Susan B. Anthony crea el Consejo Internacional de Mujeres. Y en 1966 Betty Friedman funda The National Organitation of Woman, con el objeto de establecer la igualdad de derechos de las mujeres en el trabajo “igual trabajo, igual paga”.
México no se ha quedado atrás en estas luchas sociales feministas (pero no esas fascistas que traen martillo en la mano y destrozan todo) hace 100 años se efectuaron congresos feministas en Yucatán donde se planteaba la necesidad de desfanatizar a las mujeres; con educación, conferencias y la enseñanza del arte.
Las mujeres mexicanas hemos tenido que luchar desde nuestros hogares, (que es justo, donde empieza la opresión de la mujer) para quitarnos las cadenas; no hace mucho tiempo se tenía que elegir entre una carrera profesional o el matrimonio, ya que ahí se marcaba más la desigualdad entre sexos, el trabajo doméstico y el cuidado de los hijos seguían siendo funciones “naturales “de la mujer y en esas tareas no participaban los hombres. Como las de todo el mundo, las mujeres de México fuimos víctimas de ese mito social de los medios de comunicación y del sistema capitalista, que nos cuenta que la maternidad y el matrimonio son por excelencia, lo que permite realizarse a las mujeres y no por medio del estudio o el trabajo.
Pero a pesar de todas las luchas feministas en el mundo y que muchas mujeres ya están trabajando en todos los ámbitos de la sociedad; el machismo y la violencia contra la mujer ahí están incrustadas en los hogares. Pero debemos hacer un examen de conciencia, porque por desgracia, somos nosotras las que fomentamos eso al educar a los hombres de una manera diferente, el niño juega mientras la niña tiene que ayudar en las labores del hogar, a los hombres se les da más libertades y a las mujeres se les restringe. La lucha feminista debe empezar desde el hogar, ya no debemos estar educando “machitos” que después sean golpeadores o asesinos.
En la casa debe empezar la igualdad, todos deben participar en las labores, sin distinción de sexo, educar con valores morales, enseñar el respeto a nuestros semejantes, a los animales y a la naturaleza.
Nadie es superior a nadie, por mucho dinero o educación profesional que tengan, no todos tenemos las mismas oportunidades; que se acabe “cuánto tienes, cuánto vales”. Mujer abre los ojos, el hombre que maltrata no es por amor.