Por la Redacción  

El 19 de octubre de cada año se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama. Esta fecha pretende sensibilizar a la población con un mensaje clave: la importancia de la detección precoz, a fin de mejorar el pronóstico y la supervivencia de los casos de cáncer de mama, lo cual sigue siendo la piedra angular de la lucha contra esta enfermedad, de ahí que se insista en el llamado a las mujeres para que se autoexploren, pues el cáncer  de mama puede ser curable si se detecta a tiempo.

Actualmente el cáncer de mama es el más frecuente en las mujeres, tanto en los países desarrollados como en desarrollo. La mayoría de las muertes por cáncer de mama se producen en los países de ingresos bajos y medianos, donde gran parte de los casos se diagnostican en un estadio avanzado, sobre todo, por la escasa concienciación y las barreras que dificultan el acceso a los servicios de salud.

El Cáncer es la segunda causa de muerte en el mundo, en 2015 ocasionó 8.8 millones de defunciones. En particular el cáncer de mama ocupa el primer lugar en incidencia de las neoplasias malignas en las mujeres de todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) define al cáncer como un proceso de crecimiento y diseminación incontrolable de células. Puede aparecer prácticamente en cualquier lugar del cuerpo. Un porcentaje importante de cánceres pueden curarse mediante cirugía, radioterapia o quimioterapia, especialmente si se detectan en una fase temprana.

En México, el cáncer de mama (CaMa) es la primera causa de muerte por cáncer en mujeres de 25 años y más. Es una enfermedad en la que células proliferan de manera anormal e incontrolada en el tejido mamario. Se puede presentar tanto en las mujeres como en los hombres, aunque el cáncer de mama masculino es muy poco frecuente.

En 2017, la tasa de mortalidad por CaMa era de 19.04 defunciones por cada cien mil mujeres de 25 años y más; mientras que este indicador se ubicó en 15.6 en 2005 y fue de 16.9 en 2010. La importancia de este padecimiento es tal, que entre las mujeres de 20 años y más, 16.3% de las defunciones por tumores malignos se deben al CaMa, por lo que se encuentra en primer lugar de las muertes por dichas causas.

Conforme aumenta la edad, la proporción de mujeres que fallecen por este cáncer es mayor, en 2016: de 14.8 muertes por cada 100 mil mujeres de 40 a 49 años, pasa a 29.5 para las de 50 a 59 años de edad, sube a 40.8 para aquellas de 60 a 69 años y llega a 54.8 para las de 70 años y más.

En el caso de los municipios indígenas (40% y más de población en hogares indígenas) la tasa de mortalidad del CaMa entre las mujeres mayores de 30 años, fue de 8.1 defunciones por cada 100 mil mujeres del grupo de edad en 2015, frente a 21.8 a nivel nacional. El incremento conforme aumenta la edad es menor en los municipios indígenas que para el conjunto nacional, al ser de 9.5 para las mujeres de 45 a 64 años y de 14.7 para las mujeres de 65 años y más en el primer caso, y de 27.5 y 50.7 en el segundo, respectivamente.

Uno de los elementos para disminuir el impacto de la enfermedad y calidad de vida de las mujeres, como lo señala la Norma Oficial Mexicana NOM-041-SSA2-2011, para la prevención, diagnóstico, tratamiento, control y vigilancia epidemiológica del cáncer de mama es el apoyo emocional. En 2016, el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) publicó el documento Acompañamiento emocional a mujeres diagnosticadas con cáncer de mama. Manual para personas facilitadoras, cuyo objetivo es que las personas fortalezcan sus competencias para certificarse e influyan en el acceso a las oportunidades, la autonomía para la toma de decisiones, el conocimiento y apropiación del cuerpo y recursos para el autocuidado de las mujeres diagnosticadas con cáncer de mama.

La atención oncológica con perspectiva de género permitirá que la situación emocional de las mujeres y los hombres que enferman puedan recurrir a las diversas acciones que el Estado mexicano y las organizaciones de la sociedad civil brindan para aminorar el estigma. Sabemos que el impacto emocional ante una enfermedad de este tipo tiene consecuencias en primera instancia en la autoestima de las mujeres, y que en muchas circunstancias también el peso del cuidado recae en las otras mujeres cercanas.

Por Génesis

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